Una de las protagonistas del próximo capítulo de “La Divina Comida” será la animadora de televisión, Eli de Caso, quien es recordada por su programa de servicio social, “Aló, Eli”, el cual pasó a llamarse “Buenas tardes Eli”.
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Ella compartirá junto al político Mario Desbordes; la exchica reality Trinidad Cerda y el “hacedor de hambre”, Pato Cisternas. En este espacio, la comunicadora se refirió al escenario actual de la televisión, “ahora hace falta un programa como este, porque hoy día hay tantas herramientas para poder ayudar a la gente”, comenzó.
“Los matinales van cuatro a cinco horas al día en las mañanas, que son como programas policiales, son del terror. Las personas están llenas de miedo, muerte, secuestros, raptos, una cosa espantosa”, criticó.
“Entonces yo digo de las cuatro o cinco horas que van al aire como no pueden designar dos horas para un programa de servicio con distintos conductores, con doctores, con servicio público, con gente que está en terreno, con cosas civiles, hay tanto por entregar”, reflexionó De Caso.
Eli de Caso contó que actualmente hace charlas motivacionales a mujeres para lidiar con el autoestima, y las personas le dicen que no hay programas para ellas, que se sienten solas y desamparadas. “La gente ya no quiere más, por qué crees tú que cada día hay gente que ve menos televisión”, aseguró.
“La televisión tiene un deber, además de entretener, tiene un deber de país”, remató Eli.
“Yo me sentía identificada con la persona”
Al ser consultada sobre algún caso que todavía recuerda, ella habló sobre el encuentro con una mujer cuyo bebé necesitaba un trasplante de hígado. La madre la esperó afuera de Mega, y la abordó en su auto desesperada por su ayuda.
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“Claramente, nosotros acogimos el caso, ella necesitaba un trasplante de hígado. Se hizo el trasplante de hígado, porque ella tenía una condición donde se podía trasplantar la punta del hígado. Yo me sentía identificada con la persona, yo sé que eso no lo hice bien, en eso me equivoqué”, contó.
“Es que a mí se me mezclaban las cosas, se me mezclaba todo. Yo decía si yo puedo hacer algo, como no lo voy a hacer, no porque yo sea mejor, porque yo sea chora, porque yo sea santa, no tengo nada de eso. Porque si yo lo puedo hacer, yo no puedo dejar de hacerlo, pero eran cosas que me superaban, nosotros éramos un programa de televisión, donde recibíamos 1.000 cartas diarias”, cerró.