Ya inició la temporada navideña en Titirilquén, la ciudad en donde viven todos los personajes del programa de televisión “31 Minutos”. En este contexto, es donde los personajes del espacio infantil revelaron cuál ha sido su mejor Navidad de su vida.
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A través de la cuenta de Instagram oficial del espacio televisivo, recordaron una antigua conversación que las figuras de la producción tuvieron con Publimetro en el año 2014, en el marco del estreno de la película “Calurosa navidad”.
En la entrevista con nuestro medio, les pedimos a cada uno de sus personajes que rememoren su Navidad preferida.
Juanín recibió un regalo de Tulio
“La navidad más feliz de mi vida fue cuando Tulio pasó conmigo la noche buena y me regaló un regalo. Esa noche él tenía una cena muy importante con el Presidente de las Naciones Mundiales pero no puedo ir porque no logré hacer que nevara, los renos no volaron y no vimos ninguna estrella que nos indicara el camino. Entonces Tulio tuvo que quedarse en su mansión de chocolate y yo le serví la cena y le fui abriendo los cientos de regalos que él mismo compró para que su árbol no se viera vacío. Fue así como entre tantos objetos valiosos apareció una estuchera para guardar estuches, de goma y con un gatito dorado bordado en una esquina. Hasta tenía un cierre. Tulio, al abrirla dio un grito de exclamación que yo interpreté como júbilo”, contó el productor de 31 Minutos.
“Después me miró y me dio la estuchera de estuches. En realidad la tiró al suelo pero yo entendí el mensaje. Y la recogí. Y sentí que era el regalo más hermoso de la tierra pues era justamente lo que necesitaba para guardar todos los papeles que debo andar trayendo para suplir las necesidades de un jefe tan connotado. Fue una navidad maravillosa pues la pasé con la persona que más admiro en el mundo. Y todavía guardo mi estuchera de estuches”.
La valiosa lección de Juan Carlos Bodoque
“Fue la navidad de un año que no recuerdo y un lugar que no quiero mencionar. Solo diré que tenía apenas 8 años conejo y con mis 39 hermanos tuvimos que repartir la zanahoria que mi padre llevó esa noche. Entonces se me ocurrió apostar mi parte a que no alcanzaría para todos. Y perdí. Esa fue la gran lección que aprendí esa noche buena: que era malo para las apuestas y tenía que mejorar”.
“Desde ahí en adelante he seguido ese aprendizaje tan esquivo pero excitante que me llena de vida cada vez que voy a las carreras de caballos o a las peleas de escarabajos y vuelvo a perder una y otra vez. Y pese a que debería retirarme, siempre lo daría todo por un poco más. Es esta maldita enfermedad que no me deja en paz. Y que nació una noche buena”, expresó el periodista, quien al parecer tiene un problema de ludopatía.
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Patana y el especial regalo de su tío
Por su parte, la sobrina de Tulio Triviño también tiene una memoria con el animador del noticiero, que también es su familiar.
“Nunca olvidaré cuando mi tío Tulio me regaló un libro autografiado de sus memorias, en el que narraba sus experiencias ejerciendo el periodismo y sus peripecias como reportero. Al leerlo caí en cuenta de que el mundo necesita de un periodismo serio, oportuno, veraz y amoroso. Entendí que las noticias no deben obedecer a ningún poder económico o político. Y que las mujeres tenemos mucho que aportar, que ya está bueno de discriminación o que se nos tilde de frívolas o que solo servimos para temas que no aportan u ornamentales. Otra navidad memorable, fue cuando mi mami me regaló mi primer set de maquillaje y una boa de plumas rosadas. Así fue como me coroné Miss Titirilquén a mis tiernos 6 años”, recordó.
Guaripolo encontró su sentido de vida
“Mi mejor recuerdo de navidad fue cuando me encontré en la basura mi primer guaipe, con el que pude entrar a trabajar en la vulcanización de la villa y empecé una emergente carrera recauchando neumáticos y vendiendo confort afuera de los estacionamientos. Ese primer guaipe que llegó a mí como un regalo de los reyes magos, hizo nacer en mi vida una obsesión por ayudar a los demás en temas sencillos pero cruciales, como las sopaipillas pasás en invierno, los chicles de choclo, los serruchos, los churros con manjar y las pitanzas. Nada como una navidad en un basurero”, expresó, revelando que encontró su vocación.