La leyenda del gran campeón chileno de boxeo Arturo Godoy trasciende -por lejos- la metáfora clásica del hombre rústico que derrota a la vida a golpes de puño, y encarna la epopeya de un deportista chileno que asombró al mundo pugilístico en la víspera de la Segunda Guerra Mundial. Su historia ofrece todos los matices de una novela donde se funden el sacrificio, las ilusiones, el amor y el desengaño, así como el drama y la gloria que ahora intenta plasmar una película que anuncia su estreno en la pantalla.
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Y es que la tarea esencial de “Rey del Ring” –protagonizada por Marko Zaror y el hoy cuestionado Benjamín Vicuña- será volcar esa riqueza argumental en un producción de Disney dirigida por Rodrigo Sepúlveda (“Tengo miedo torero”) con fecha de debut para el 14 de agosto.
La cinta se sitúa en los agitados años 40 en Nueva York, ambientando el período en que Godoy se instala en la ciudad que nunca duerme dispuesto a macerar su mayor sueño: el combate por el título mundial de los Peso Pesados frente al campeón Joe Luis.
Zaror encarna al fornido púgil de 1.90 de estatura y 90 kilos, mientras que Vicuña representa al manager que lo proyecta internacionalmente, Gabriel Meredith, y la uruguaya Fiorella Bottaioli personifica a su esposa, la bailarina argentina Leda Urbinati.

Godoy, con los puños y el corazón
Iquiqueño de estirpe, Godoy creció en Caleta Buena y en ese entorno se hizo pescador artesanal antes de cumplir el servicio militar en el regimiento Carampangue, donde descubrió su pasión por el boxeo.
Luego de noquear rivales en el cuadrilátero de los entonces Campos de Sports de la capital, inició su recorrido internacional por varios países como Argentina, Uruguay, Cuba y España, que cimentaron su fama en el ring. Ese viaje de consagración lo llevó al deslumbrante Luna Park de Buenos Aires, donde se tituló campeón sudamericano tras derrotar nada menos que al histórico ídolo local, Luis Ángel Firpo, “El toro de las pampas”.
Así, esa confirmación de su potencia con los puños lo validó para llegar a la meca del boxeo, Estados Unidos, con la opción concreta de enfrentar por el título mundial a uno de los más grandes boxeadores de la historia, el “Bombardero de Detroit”, Joe Louis.
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El 9 de febrero de 1940 combatió con el coloso americano que le derrotó por puntos en fallo dividido, tras una actuación que la prensa alabó por la guapeza y capacidad estratégica del chileno, que no eludió el intercambio de golpes y supo igualar los méritos de su rival.
El fiero combate se siguió por radio en todo el país y reafirmó a Godoy como un ídolo popular. La revancha se dio varios meses después y el nocáut propinado por Louis en el octavo round, sin embargo, no logró afectar la imagen del guerrero que había desafiado a Goliat en sus propio dominios.
En esa vorágine de viajes, sacrificios y fama que lo llevó al epicentro del boxeo mundial, Godoy conoció en las noches de Buenos Aires a una hermosa actriz y bailarina de la cual se enamoró y convirtió en su esposa.
El peleador gustaba del baile, la música y la vida social y en ese ambiente se cautivó por Leda Urbinatti, quien lo acompañó en su ruta triunfante que debía coronarse en el Madison Sqaure Garden. Con su esposa conoció el teatro, la música refinada y quedó asombrado por ese mundo.
“Las luces fueron un objetivo para un Arturo Godoy que siempre vio el ring como un escenario para demostrar lo que él consideraba su arte. Para él, los combates no eran solo la lucha entre dos hombres a puñete limpio, sino que eran una verdadera coreografía”, señalan los biógrafos. Pero ambos iban detrás de su propio sueño: uno para capturarlo con sus puños y el otro para conquistarlo con sus pies, convirtiéndose en una bailarina famosa en Broadway.
Ella estuvo junto al chileno, por ejemplo, cuando Godoy debutó en el cine gracias a una película (“Grandpa goes to town”) rodada por Republic Pictures en Nueva York y que, curiosamente, formaba parte del contrato para enfrentar a Joe Louis por la corona mundial.
Pero el campeón más importante del boxeo chileno también vivió etapas de conflicto emocional que resintieron su carrera cuando estaba en la cima. Coincidiendo con sus preparativos para el segundo combate, Godoy distrajo su atención preocupado por los vínculos de su manager y Leda, que le generaron celos y motivarían el posterior quiebre definitivo del matrimonio. Ese golpe al corazón de un campeón tan rudo como sensible, al fin, es uno de los episodios de “Rey del Ring” que revive la entrañable epopeya de Arturo Godoy.