En el segundo capítulo de la tercera temporada del pódcast de Kika Silva, llamado Iki, junto al divulgador científico Ismael Palacios-García, y Claudia Morales, fundadora de La Casa del Fermento, conversaron acerca de la salud digestiva, invitándonos a reconectar con los alimentos vivos y el poder de los fermentos.
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En un momento específico de la conversación, cerca de los 30 minutos de charla, fue la misma conductora quien quiso compartir una anécdota intestinal que vivió cuando estaba en los primeros meses de relación con su actual pareja, el actor Gonzalo Valenzuela.
Siguiendo esta línea, Claudia indicó que “hay un indicador que es súper evidente: los gases. Tenemos gases, es normal que tengamos gases, pero cuando esos gases huelen muy mal, ya es un indicador clarísimo de que algo está pasando y no es normal”.
Ante esto, la modelo interrumpió a la mujer: “¿Puedo ser un poco autorreferente? No solo hacer esto, no está bien... Pero es que les quiero contar una historia. Dentro de este proceso, me dicen que estaba intolerante al gluten, a la lactosa, al cacao y a la cafeína”, comenzó Kika.
“Yo conozco a Gonzalo en nuestros primeros meses y él como que me encontraba exagerada, como ‘vive la vida: come’. Y yo siempre he sido muy gozadora para comer... Nunca he dejado de comer nada, entonces me sentía complicada”, continuó la comunicadora.
“Gonzalo piensa que la cañería del baño se había echado a perder”
“Estábamos un fin de semana, al principio de la relación, en el sur, en un hotel maravilloso, y dije ‘¿sabes qué más? no voy a ser fome: voy a comer de todo’. Ese mismo día, yo ya dormía, y era un hotel súper boutique, entonces no tenía como recepción. Y Gonzalo piensa que la cañería del baño se había echado a perder, estábamos más encima en la pieza como premium”, añadió Silva.
Luego, comentó que “Gonzalo se empezó a desesperar, porque no podía llamar a un gasfiter... No podía hacer nada porque no había recepción. Entonces, llega un minuto en que se aburre y dice ‘chao, me voy a acostar y mañana será otro día’”.
“Cuando abre la cama para meterse –y estoy yo metida en la cama durmiendo–, se da cuenta que yo era el olor, y ahí entendió que en verdad yo tenía un problema y él no me creía”, finalizó Kika Silva.