La periodista Mónica Rincón debutó este viernes en el programa “Podemos Hablar” después de haber recibido el Premio Lenka Franulic, otorgado por la Asociación Nacional de Mujeres Periodistas de Chile (ANMPE), el pasado 26 de junio.
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En la conversación con Diana Bolocco habló sobre su vida personal y recordó su infancia en Concepción, la cual estaba marcada por su pasión por el baile flamenco, que comenzó a los cinco años.
Incluso, la periodista sorprendió mostrando algunos pasos de flamenco, salsa y merengue. “Este es mi lado artístico: el baile, la salsa, el merengue, el flamenco…”, comentó Mónica.
Otro recuerdo entrañable fue cuando, a los siete años, se presentó en el diario El Sur para pedir que publicaran un cuento suyo. “Fui muy patuda, entré y le dije al director que quería publicar un cuento”, señaló.
“Tenía que ser horroroso, pero lo único que quería era sorprender a mis papás. Cuando salió publicado, un domingo, corrí a mostrarles el diario. Me sentía muy feliz”, continuó.
De igual forma, entre sus facetas desconocidas, Mónica contó que participó en el concurso Miss 17 durante su época universitaria: “Entre ayudantías, promociones y modelaje, entré a una agencia para generar ingresos porque mis papás no podían costear todo. Pero cuando vi que el concurso avanzaba para salir en TV, me retiré y dije, esto no es lo mío”.
El recuerdo de su hija
De igual forma, Mónica Rincón habló sobre su compromiso con las personas con discapacidad, especialmente con las personas con síndrome de Down. “Siempre he dicho que no soy activista de ninguna causa porque soy periodista y es incompatible, salvo en el caso de la discapacidad”, comentó.
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“No solo con las personas con síndrome de Down, sino con todas las personas que la padecen. Clara vino a remecer nuestras vidas. Cuando tu hijo, hermano o padre tienen síndrome de Down o cualquier discapacidad, todos la tenemos. Yo tengo síndrome de Down para siempre ”, añadió.
Asimismo, la periodista se emocionó al relatar la historia de su hija Clara, quien nació con síndrome de Down y lamentablemente falleció a los dos años y cuatro meses, por una insuficiencia cardíaca en el año 2013: “Clara fue y es pura luz. Ha sido y es permanentemente un regalo”.
Ella recordó la solidaridad que vivió en ese tiempo, como cuando necesitaba una leche especial para su hija que solo se vendía fuera del país. “Una familia que vivía en el cerro 18, tenía a su hija internada, pero ella ya había superado el problema. Yo necesitaba la leche urgente y estaba viendo cómo hacer para traerla, porque yo tenía los medios, pero se iba a demorar… Ella me regaló todos los tarros de leche que tenía y nunca me quiso cobrar, gestos como ese, los viví muchísimas veces”.