La Cineteca Nacional vivió uno de esos momentos que quedan grabados en la memoria colectiva. A sus 97 años, Delfina Guzmán reapareció en público en medio de una ovación que se extendió durante varios segundos y que emocionó a colegas, amigos, familiares y amantes de la cultura que llegaron a acompañarla en una jornada llena de afecto.
El homenaje se realizó en el Centro Cultural La Moneda, donde la actriz recibió la Medalla al Mérito Cultural profesor Pedro de la Barra, un reconocimiento que destaca una trayectoria que atraviesa generaciones y que ha dejado huella en el teatro, el cine y la televisión chilena. La ceremonia coincidió además con el estreno del documental Delfina: cállese, apúrese y no se luzca, un retrato íntimo que reconstruye su vida desde el humor, la lucidez y la historia personal.
Un regreso que emocionó a todos
Su llegada fue silenciosa pero poderosa. Delfina apareció en silla de ruedas y con apoyo respiratorio, algo que en los últimos días había encendido rumores sobre su estado de salud. Pero las imágenes hablaron por sí solas: se veía atenta, lúcida y completamente presente durante toda la ceremonia.
En el momento de la premiación, la actriz levantó la medalla con fuerza, un gesto que desató aplausos, lágrimas y teléfonos que intentaban capturar un instante histórico. “Para tener 97 años, está estupenda… le cuesta caminar, pero su cabeza funciona perfecto”, dijo su hijo Joaquín Eyzaguirre, despejando cualquier especulación sobre un deterioro mayor.
Una ovación que cruzó generaciones
El público —compuesto por figuras del teatro, el cine, la academia y ciudadanos comunes— reaccionó de inmediato. Hubo aplausos de pie, gritos de cariño y un ambiente que se sintió más como una celebración que como un acto formal. En redes sociales, la reacción fue similar: cientos de mensajes agradecieron que este homenaje se realizara en vida, destacando la relevancia de reconocer a quienes han marcado la cultura del país.
La rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés, fue la encargada de entregar la medalla y acompañó a la actriz durante toda la ceremonia. “Su humor, su temple y su coherencia han sido una guía para generaciones completas”, señaló en su intervención.
Un legado que continúa vivo
Delfina Guzmán es una de las figuras más influyentes de la escena nacional y su presencia en la Cineteca Nacional lo confirmó. Su humor, carácter y compromiso político atravesaron épocas difíciles y siguen inspirando a nuevas generaciones.
El estreno del documental que acompaña este homenaje funciona además como un archivo vivo de su historia. La obra revisa momentos de su vida familiar, su relación con el teatro, sus decisiones públicas y su mirada sobre el país. Para muchos asistentes, verla presente en su propio homenaje fue tan simbólico como necesario.
La ceremonia cerró con un aplauso silencioso y colectivo, un gesto que reflejó respeto absoluto. Delfina, desde su silla de ruedas, respondió con una sonrisa leve, un gesto pequeño que, para quienes estaban ahí, fue suficiente para convertir la jornada en un momento irrepetible.