La historia de Pato Oñate ha conmovido a todo Chile. El recordado notero de los 90, figura clave de Francia ‘98 y un rostro que por años llenó la televisión de humor, hoy enfrenta uno de los capítulos más duros de su vida: la muerte de su esposa, María Cecilia Briceño, víctima de un agresivo cáncer.
En medio del duelo, reveló un detalle que nadie conocía y que lo ha marcado profundamente: una carta que ella escribió para sus hijos cuando ya sabía que el final estaba cerca.
El documento, entregado a Pato hace poco por su suegro, se transformó en un punto de quiebre emocional para él y para sus hijos, Nicolás y Clemente. Es un mensaje íntimo, lleno de amor, que deja claro el carácter firme y visionario de María Cecilia, y que hoy se volvió una brújula para la familia.
“Ella nos preparó”: la despedida que Pato no esperaba
Durante la extensa entrevista con Primer Plano, Pato confesó que su esposa no solo enfrentó su enfermedad con entereza, sino que incluso preparó a sus hijos y a él para el momento de partir.
El periodista contó que hace apenas algunas semanas recibió la carta escrita por María Cecilia, un gesto que lo derrumbó y, al mismo tiempo, le dio sentido a todo lo que había venido viviendo:
“Fue una carta desgarradora… la escribió cuando ya sabía que se iba. Ahí dice todo. Dice que del cielo va a estar cuidando. A veces miro arriba y en algún lugar debe estar”.
Ese texto, que Pato aún no muestra públicamente, se convirtió en un símbolo de la fortaleza con la que ella vivió sus últimos meses. Para sus hijos, fue la confirmación de que su mamá pensó en ellos hasta el final. Para él, un recordatorio de que no lucha solo:
“Yo creo que la María Cecilia los preparó muy bien. Fue tan sabia. Ella sabía cosas que nosotros no queríamos ver”.
Un duelo que cambió su forma de ser padre
La carta también remueve culpas. Pato reconoce que fue un mal padre y un mal marido en el pasado, atrapado por la televisión, los viajes y las adicciones. Pero la enfermedad de su esposa —y sus palabras finales— lo hicieron empezar de cero:
“La María Cecilia me rehabilitó. Gracias a ella aprendí a ser papá de verdad”.
Hoy vive solo con dos de sus hijos, en una casa en el campo de Castro, donde cada día intenta cumplir lo que ella pidió: seguir felices, pese a todo.
“Aquí estamos peleándola. A veces me quiebro, sí. Pero tengo claro que ella quiere que sigamos adelante”.
El mensaje que sostiene a la familia en Chiloé
La decisión de quedarse en la isla fue un deseo expreso de María Cecilia. Ella pidió ser cremada y permanecer allí, en el lugar que eligió para criar a sus hijos, rodeados de naturaleza. Su carta reafirma esa voluntad: un llamado a que la familia mantenga ese refugio como el centro de su vida.
“Ella quería que nos quedáramos en Chiloé. Aquí está su luz, aquí está su fuerza”.
En la casa, los restos de María Cecilia descansan en una ánfora rodeada de cuarzo, encendida cada noche. Para los niños, es una forma de sentirla cerca. Para Pato, es un recordatorio doloroso, pero necesario, de la mujer que sostuvo a la familia incluso cuando su propio cuerpo comenzó a fallar.
Un futuro incierto, pero con una promesa
Aunque enfrenta problemas hepáticos y un diagnóstico que todavía se está evaluando, Pato insiste en que sigue luchando por una razón: sus hijos.
La carta de María Cecilia le pide que no suelte la vida, que mantenga el rumbo y que acompañe a sus hijos hasta que puedan caminar solos.
“No quiero victimizarme. Estoy acá para que me juzguen por lo de ahora. Yo voy a pelear. Por ellos”.
La carta, aún privada, se transformó en la pieza central de esta nueva etapa, la que sostiene el día a día de una familia golpeada, pero con la memoria de una mujer que nunca dejó de pensar en los suyos.