La Teletón 2025 cerró con la esperada presentación humorística de Stefan Kramer, quien apostó por una rutina centrada en imitaciones de figuras reconocidas, entre ellas Eduardo Artés y el cantante Cristián Castro.
El comediante apareció en el Estadio Nacional junto a Leo Caprile, apoyado además por el mago Jean Paul Olhaberry en una puesta en escena que prometía sorprender.
Sin embargo, la sorpresa se transformó rápidamente en incomodidad para muchos. El momento en que Leo Caprile pidió ayuda al ilusionista para que Kramer irrumpiera caracterizado como Castro generó una lluvia de reacciones adversas. Entre el público presente y los televidentes, los comentarios fueron mayoritariamente negativos, cuestionando tanto el parecido como el enfoque de la caricatura.
La desaprobación fue tan intensa que, al compartir un fragmento de la actuación en Instagram, el humorista terminó retirándolo.
La respuesta sin filtros del cantante mexicano
La polémica parecía quedar en el ámbito digital, pero no pasó inadvertida para el protagonista de la imitación. Desde Santiago, donde se encontraba para ofrecer dos conciertos, Cristián Castro decidió responder públicamente.
El lunes 2 de diciembre, en pleno primer show en el Movistar Arena, el artista tomó un momento para referirse al episodio. Con tono directo, compartió con la audiencia su impresión de lo ocurrido: “Me estuve enterando que me estuvieron imitando”. Acto seguido, apuntó a lo que más le molestó: “Me enteré que eso no les gustó. Me imitó muy, muy feo ¿Verdad? ¿Por qué me hacen esto?”.
Las palabras del cantante desataron una ovación inmediata del público, que respaldó su sentir con entusiasmo. Así, Castro dejó una “tajante respuesta” al trabajo de Kramer, subrayando la incomodidad que la imitación provocó tanto en él como en gran parte de los espectadores.
Un humor que no logró el efecto esperado
Aunque Stefan Kramer ha destacado durante años por su habilidad para transformar polémicas en humor, esta vez el efecto fue muy distinto.
Es así que el episodio abrió un debate sobre los límites de la parodia y evidenció que incluso artistas acostumbrados a la exposición pueden sentirse afectados cuando la caricatura se percibe como excesiva o poco respetuosa.