Eduardo Casanova decidió hablar cuando ya no pudo más. Sin eufemismos, sin rodeos y sin pedir permiso. El actor y director español reveló públicamente que vive con VIH y explicó que el silencio que cargó durante años se volvió “insoportable”. No fue una confesión improvisada ni una estrategia mediática: fue una necesidad vital.
El anuncio lo hizo a través de su cuenta de Instagram, acompañado de un video que funciona como adelanto de un documental cinematográfico sobre su vida, producido por Jordi Évole, que se estrenará en cines el próximo año. Casanova dejó claro desde el inicio que no se trata de un programa de televisión ni de un testimonio diseñado para el espectáculo.
“Lo hago cuando yo quiero. Cuando yo puedo”, escribió, marcando los límites del relato. Contarlo, explicó, no es exponerse: es buscar ayuda.
El silencio como cárcel
En el audio del video, Casanova describe el silencio como una prisión. Habla de vivir encerrado, de cargar una identidad que no podía compartir por miedo al rechazo. “Yo no quiero vivir así”, dice con claridad. Y añade una frase clave que resume todo el gesto: “Contarlo es buscar ayuda”.
El director también apunta directo al estigma social que rodea al VIH. Enumera prejuicios que siguen vigentes: asociar la infección con promiscuidad, drogas o irresponsabilidad, especialmente cuando se trata de hombres gay. “No es verdad”, aclara, pero reconoce que esos juicios siguen pesando.
Un estigma anclado en el pasado
Casanova lanza una crítica dura: como sociedad, seguimos atrapados en el imaginario de los años 80. “Nos quedamos en Freddie Mercury”, dice, denunciando que el VIH continúa asociado a tragedia y miedo, pese a los avances médicos y sociales.
En su mensaje también comparte un dato contundente: cerca del 80% de las personas con VIH no ha contado su diagnóstico a casi nadie, precisamente por ese estigma. El problema, deja claro, no es la enfermedad, sino el silencio impuesto.
Hablar, pero con dignidad
Más que valentía, Casanova habla de dignidad. No busca aplausos ni lástima. Busca respeto.
“La dignidad debería ser la forma en la que todas las personas con VIH pudieran salir del armario”, escribió.
El documental, rodado este otoño, muestra un viaje personal atravesado por humor, emoción y memoria. No solo pretende explicar qué significa vivir con VIH hoy, sino también quién es Eduardo Casanova cuando deja de esconderse.
Pese al miedo y la incertidumbre, el actor cierra su mensaje con una frase que rompe expectativas: hoy se siente profundamente feliz. No porque el camino sea fácil, sino porque el silencio dejó de gobernar su vida.

