Álvaro Ballero volvió a abrir su corazón y entregó uno de los testimonios más crudos desde que confirmó su separación de Ludmila Ksenofontova, con quien compartió 17 años de relación y formó una familia con cuatro hijos. En una entrevista emitida la noche de este domingo en Primer Plano, el ex ganador de Protagonistas de la Fama reveló el verdadero trasfondo del quiebre matrimonial, marcado por problemas económicos, decisiones personales que hoy reconoce como erradas y una profunda crisis emocional.
El quiebre fue confirmado a comienzos de septiembre y, desde entonces, Ballero ha reconocido que no ha logrado sobreponerse del todo a la ruptura. A través de sus redes sociales, el exchico reality ya había adelantado parte de su proceso interno, compartiendo que se encuentra en terapia y enfocado en reconstruirse por el bienestar de sus hijos. “Solo me enfoco en ser mejor persona para mis hijos y misteriosamente para mi ex. Digo misterioso, porque mi naturaleza me podría hacer sentir todo lo contrario, pero el foco debe ser la paz para todos”, escribió hace algunos días en Instagram.
Durante la entrevista televisiva, Ballero situó el inicio del declive familiar hace tres años, cuando fue desvinculado de Canal 13. Según relató, ese episodio no solo significó la pérdida de su trabajo, sino también el derrumbe de la vida que había construido y sostenido sobre un estilo de vida que ya no podía costear. Las deudas comenzaron a acumularse, mientras él intentaba mantener una imagen y un nivel de gastos que superaban ampliamente sus ingresos reales.
En ese contexto, recordó que Ludmila, madre de sus hijos, le advirtió en reiteradas ocasiones que ajustaran su forma de vivir. Le pidió cambiar el auto por uno más económico y evaluar colegios de menor costo para sus hijas, pero él no escuchó. “Yo no hice caso”, reconoció, admitiendo que su resistencia a bajar el nivel de vida terminó siendo un factor decisivo en el desgaste de la relación. Finalmente, fue ella quien puso el límite y pidió la separación.
Uno de los momentos más impactantes del relato fue cuando Ballero expuso el nivel de precariedad económica que enfrentó tras perder su empleo. “Yo no tenía cómo vivir. Mi papá me apoyó. O sea, a veces para comprar las colaciones de los niños, ‘depósitame veinte lucas’”, confesó. Agregó que su padre no es millonario y subsiste con su jubilación, mientras que su hermana mayor debió pagar el colegio de los niños durante un año para evitar que abandonaran sus estudios. “En esa angustia, que te llamaran los bancos, que si no vendía la casa… yo decía ‘nos vamos a ir a la calle’”, relató con evidente emoción.
Ballero también reflexionó sobre el impacto que tuvo su obsesión por dejar atrás la etiqueta de “chico reality”, lo que lo llevó a refugiarse casi por completo en el trabajo. Según contó, pasaba jornadas extensas fuera de casa y dedicaba incluso los fines de semana a labores laborales, descuidando su rol como esposo y padre.
Finalmente, el ex rostro televisivo fue autocrítico al reconocer que adoptó una visión “antigua” sobre su rol familiar. “Me metí a trabajar con ese pensamiento de que uno es solamente el proveedor. Para mí era mucho más fácil ser ejecutivo, ser trabajador, que ser papá, que ser esposo, que ser buen marido”, concluyó, asumiendo que ese desequilibrio terminó por pasarle la cuenta tanto en lo personal como en lo familiar.