El impacto del plástico en nuestro ecosistema cada vez es peor. Una triste realidad de la cual debemos hacernos cargo.
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En Chile, un emprendimiento liderado por padre e hijo entendió esta situación y se decidió a hacer algo. Por eso ofrece productos hechos de materiales que no tienen un impacto negativo en nuestra naturaleza, a diferencia del polímero original.
Más que números
Se estima que ocho millones de toneladas de desechos plásticos llegan a los océanos cada año. Esto significa que, a este ritmo, en el año 2050 nuestros mares tendrán más plástico que peces sino cambiamos nuestros hábitos de consumo y la prevalencia del plástico en nuestra rutina.
Esta premisa es una realidad que entendió hace unos años Rodrigo Sandoval, socio fundador de “I Am Not Plastic”.
“Nos enfocamos en ofrecer a nuestros clientes productos que reemplazan el plástico de un solo uso por otros productos que son ciento por ciento compostables y con una experiencia de uso prácticamente igual a la del plástico en su forma, textura y además, biodegradables”, afirma a Esfuerzo Pyme y Publimetro Sandoval quien junto a su padre y tocayo crearon este emprendimiento que estaba en carpeta meses antes que la pandemia aterrizara en nuestro país.
Dentro de la oferta de productos que se pueden ver en el sitio web de “I Am Not Plastic”, figuran bolsas de basura, bolsas herméticas, bolsas para desechos de mascotas, bombillas y filme adherente. “Analizamos qué era lo que más se estaba utilizando, qué es lo que más estaba costando reciclar y que era lo que más les costaba dejar de usar. Esa fue nuestra inspiración”, precisa Sandoval.
- ¿Qué característica hace estos productos tan complicados?
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- Sabemos que el reciclaje es fundamental para la disminuir el impacto que genera el plástico. Hay algunos productos, como el filme adherente, que es muy difícil de reciclar porque se ensucia y no las aceptan en las plantas de reciclaje, esto pasa también, con las bolsas herméticas. Entonces quisimos apuntar a esos productos ya que se van juntos con los desechos orgánicos a la basura. Analizamos qué era lo que más se estaba utilizando, qué es lo que más estaba costando reciclar y que era lo que más les costaba dejar de usar. Esa fue nuestra inspiración.
Los inicios
El origen de este emprendimiento se remonta a fines del año 2019, cuando Rodrigo junto a su padre apuntaban a otra marca, pero siempre ligada al objetivo de reducir el impacto ambiental de lo que consumimos día a día.
“Comenzamos con una marca llamada ‘Green1st’ la cual seguimos vendiendo y distribuyendo. Es la única agua en botella ciento por ciento compostable (incluyendo su tapa) de Chile y de Sudamérica. Estábamos en eso cuando llegó la pandemia. Ahí nos dimos cuenta de que con las cuarentenas y el encierro la gente le empezó a costar mucho reducir plásticos como también el uso de este comenzó a aumentar. Así que adelantamos el desarrollo de nuestra nueva marca que era ‘I Am Not Plastic’”, explica Sandoval hijo, quien es Ingeniero Civil.
- ¿La pandemia entorpeció nuestra consciencia hacia el reciclaje?
- Sí, de hecho, comenzaron a aumentar los usos de plásticos en las casas y los camiones de reciclaje comenzaron a pasar menos. Respecto al uso del plástico hay que señalar que creció también porque debido a la emergencia surgieron otras necesidades importantes en el uso de plásticos como lo es en la salud y la medicina. También en los restaurantes que lo habían dejado, pero tuvieron que retomarlo por el tema de sanidad. La pandemia nos hizo retroceder algunos años en el reciclaje de plástico.
¿Y cómo nos recuperamos de esta situación?
-El reciclaje no nos alcanza para resolver este problema. Por eso hay que pensar en alternativas que sean compostables, reutilizables o definitivamente dejar de ocupar algunas cosas.
- ¿Estos productos son más caros que sus símiles que si tienen un impacto negativo?
-Hay una predisposición a pensar que este tipo de productos son de alto precio. La gente cree que cuestan el doble incluso el triple de lo que esperaban, pero estos terminan valiendo un 30% o 50% más. Si tenemos precios altos, el producto no será masivo y si no es masivo no tendrá un impacto positivo en el medioambiente.
- ¿Ha sido muy dura la competencia con los productos hechos de plástico convencional?
- Lo más difícil ha sido como emprendimiento mantener los precios bajos en un contexto de inflación, de alza del dólar y de pandemia. Ha sido un desafío para poder competir. Probablemente el otro año debamos tener una leve alza porque todo está subiendo.
Compostaje
Dentro del catálogo de I am not Plastic, sus productos se dividen en dos: los que pueden ser compostados en el hogar y los que pueden serlo en una planta dedicada a este tratamiento.
“Algunos tienen certificación de compost domiciliario como, por ejemplo, el filme adherente o las bolsas de basura. Eso significa que tú los pones en el compost de tu casa y se van a degradar en 6 meses. Claro, bajo ciertos parámetros de temperatura y humedad. Hay otros que cuentan con la certificación de compost industrial que requieren mayor temperatura y cuidado para su proceso, y por eso, se depositan en plantas de compostaje industrial. Para eso estamos trabajando con este tipo de recintos en Santiago y en regiones para poder hacer alianzas para poder ofrecer a nuestros clientes el ciclo completo”, precisa.
- ¿Y le explican a la gente cómo se hace este compostaje?
- Nuestra responsabilidad no sólo es vender bolsas y que la gente se quede con estas en la casa sin saber qué hacer con estas. También tenemos que ayudarlos y guiarlos a completar el ciclo.
En un futuro cercano I Am Not Plastic, tiene proyectos desafiantes, los cuales se centran en llevar la marca a diferentes supermercados del país, ampliarse hacia nuevos mercados internacionales como Perú, Estados Unidos y España como también seguir buscando alianzas.