“Mi foco como profesional siempre fue, y es aún, impactar la vida de otros. Ayudar y contribuir a mejorar la vida de mis semejantes”, explica Paulina Molina al inicio de la conversación con Esfuerzo Pyme y Publimetro.
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Y ella pensaba que sería en su trabajo como arquitecta, pero el destino la llevó para otro lado: a dirigir una empresa de tecnología. Y con ella diseñar, desarrollar y producir productos tecnológicos innovadores que promuevan la inclusión de personas con algún tipo de discapacidad.
Su primer producto, el que ha podido desarrollar gracias a esfuerzo y diferentes tipos de fondos concursables es un lápiz de escritura braille digital. Este dispositivo permite tomar apuntes sin necesidad de papel, transfiriendo las notas a un computador o el celular en formato de texto estándar y también de audio.
- En simple, ¿cómo funciona esta tecnología?
- Este dispositivo toma del braille los seis puntos y relieves y los convierte en un braille digital. La persona a partir de vibraciones y pulsos en el lápiz hace esos puntos virtuales en una superficie, puede ser una mesa, su pierna o una madera, y los traspasa a un computador o celular. Ahí una persona común o un sordo, puede leer lo que escribió y un ciego, escucharlo.
- ¿La persona con este lápiz puede comunicarse con quien esté en su entorno, independiente de las capacidades que tenga su receptor?
- Lo que hace este lápiz es sacar esa barrera de que haya tecnología específica de acuerdo con su discapacidad para dar paso a una tecnología inclusiva, que permita que todos se comuniquen.
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Invitación
El 2016, colegas de docencia invitan a Paulina a integrar un equipo para participar en un concurso que buscaba desarrollar tecnologías para personas ciegas. “Cuando Eduardo Arriagada y Patricio Parada, que es ciego, me contaron de la idea, me encantó”, recuerda Paulina.
Fue así como se inició todo el proceso creativo. Partieron yendo a una institución que trabaja con personas ciegas. “Ahí nos dimos cuenta lo aparatosa y cara que era la tecnología que se usa, además de muy específica y poco compatible con otras soluciones. Era pensada y diseñada sólo para ciegos”, continúa Molina.
- ¿Cómo se llegó a la idea del lápiz?
- Interacciones con potenciales usuarios, mucha conversación y validaciones hasta que llegamos a un piloto digital.
Fue así como entusiasmados con los logros fueron postulando a fondos de diferente índole para ir perfeccionando la tecnología primero y luego construir un piloto. “Fue en ese lapso que comencé a tomar un rol más activo como vocera y expositora. Lentamente la idea se hizo conocida y yo a tomar una posición más preponderante hasta llegar a estar ciento por ciento dedicada a esto”, explica.
- ¿Cuál crees que fue el momento que esta idea se hizo escalable?
- El 2017 con el primer prototipo. Luego, cuando ganamos varios fondos concursables que nos obligaron a formar una empresa, que se concretó el 2019 cuando fundé Noteikin con un objetivo claro: promover la inclusión de personas con discapacidad visual en la educación, en el mundo laboral y en el emprendimiento.
A futuro
Y Noteikin partió dando el ejemplo. Comenzó a reclutar a personas ciegas para que trabajaran en los procesos de desarrollo y promoción “como también en la forma de generar nuestros propios diseños de ensamblaje y de producción de productos”, comenta orgullosa Paulina.
Mismo orgullo que sintió al ganar el primer lugar del Premio Emprendedora otorgado por Scotiabank, iniciativa que busca reconocer y potenciar el talento femenino y la gestión de las mujeres en los negocios, particularmente de aquellas que impulsan las pequeñas y medianas empresas del país.
“Fue un camino difícil. Partió lleno de dudas, pero que se fue concretando con esfuerzo y con la conformación de un gran grupo. Y la idea es no parar. Mejorar la tecnología de manera que permita la incorporación de otro tipo de soluciones y abarcar otras discapacidades. Apuntar a emparejar la cancha para que una persona ciega o con otra discapacidad haga valer toda su potencialidad y que no quede relegado porque una escuela o empresa no tiene la tecnología para incluirlo”, agrega.
El desarrollo del lápiz digital, que está disponible en tres versiones, reemplaza los elementos convencionales para la escritura braille que son la regleta, el punzón y el papel especial, y la máquina Perkins, que pesa 5 kilos y tiene un precio en torno a los US$ 2.500.
- ¿Ya hay una estimación del costo del lápiz?
- No quiero casarme con un precio, pero los primeros modelos los vendíamos entre 30 y 80 mil. Ahora estamos en el desarrollo de una nueva plataforma, buscando la compatibilidad con otras tecnologías, el multilenguaje y la colaboración con instituciones. Lo claro es que no será prohibitivo, porque buscamos la inclusión.