Siempre existe un impulso, muchas veces inentendible, que lleva a una persona a estar en la situación de emprender. Es el caso de Felipe Castillo, quien a fines del 2019 decide renunciar a un trabajo estable en una distribuidora eléctrica justo cuando “me ascendieron a otro puesto”, comenta.
PUBLICIDAD
Al consultarle por el motivo de su decisión, no la tiene clara. “Estaba medio perdido, desorientado, pero era lo que deseaba hacer. Puede ser por un problema en la gestación de mi hija. Tampoco me sentía satisfecho donde estaba, aunque estaba bien. No me sentía conectado a la realidad, pero no sabía la razón. Quería un cambio, pero no era algo que estaba claro”, relata a Esfuerzo Pyme y Publimetro.
Fue en una conversación con su padre, don Juan Castillo Vargas (QEPD) que decidieron hacer algo juntos. “Tenía conocimiento en el rubro eléctrico. Había que aprovechar eso. Mi padre había jubilado recién. Y justo llegó la oportunidad de representar una marca de iluminación, y nos embarcarnos en esto”, explica.
La partida
Ya era el 2020. Felipe llevaba tres meses sin trabajo cuando se inició este proyecto que primero fue vender iluminación a tiendas y de puerta en puerta. “Luego pensamos: por qué no tener nuestra propia tienda. Llevar a cabo las ideas que tenía en la empresa en la que trabajaba tanto para importar nuevas cosas como para vender. Así buscamos un local, instalamos la tienda y nació CasaElectro”, continúa.
Como era obvio salieron algunos detractores de cómo se arriesgaban así y en especial por el lugar donde se instalaban: Lonquén, Calera de Tango. “Teníamos fe que funcionaría, mi papá más que yo. Sólo teníamos el letrero como publicidad y lentamente fue llegando gente y se armó la clientela”, detalla Felipe.
- ¿Cuál crees que fue el elemento que los ayudó en la partida?
- Primero, el motor que significó mi hija en todo esto, luego el apoyo incondicional de mi papá y finalmente, el lugar. Lonquén, donde hay mucha parcelación y lugares que se necesitan iluminar. Además, les ahorramos a los instaladores el pique a Santiago para comprar artículos para sus trabajos.
PUBLICIDAD
Planes
La dupla padre e hijo estaba muy esperanzada, hasta que se instaló la pandemia y con ella las restricciones. “Creíamos que hasta ahí llegábamos, pero el hecho que las dos grandes tiendas cercanas cerraran nos ayudó mucho”, recalca Felipe a Esfuerzo Pyme y Publimetro.
Fue un 2020 para recordar con alegría. “Renunciar fue la mejor decisión que pude tomar. Ahora estaba delante de mi empresa, junto a mi padre. Tomando decisiones, dejando atrás el estancamiento típico que tienes cuando eres sólo parte de una estructura y llevando a cabo mis ideas. Era mi desafío el que estaba sacando adelante”.
Todo bien hasta que en junio del 2021 fallece don Juan Castillo Vargas (QEPD) debido al Covid. “Sentí que se me venía el mundo abajo, se me derrumbaba todo. Teníamos planes de abrir otra tienda, pero ahora en Puerto Varas. Todo se frenaba. Eso unido a la pena. Sentía que todo se terminaba”, cuenta Felipe.
- Pero seguiste adelante.
- Es lo que mi papá hubiera querido, lo que me enseñó hacer. Además, el mismo día de la muerte de mi padre se le incendia la casa de mi jefe de tienda. Ahí fallece su esposa. Qué más podía pasar.
- ¿Y qué pasó?
- A mi padre lo enterré un sábado, luego participé en el funeral de la esposa de amigo y el lunes, abrimos. Sentía que no iba a poder, pero se pudo. Sé que mi papá así lo hubiera querido, y por él, por mis hijos, mis dos hijos, y por mí, seguimos adelante y consolidándonos. Así es el emprendedor, levantándose cada vez que se cae.