¿Hasta qué edad se puede emprender? Es una pregunta que mucha gente que ha pasado los 55 y se acerca a los 60 se hace una y otra vez. Isabel Grez Moncada, emprendedora de 77 años, dice con confianza: “Mientras se tengan ganas”.
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Y ella se nota que las tiene. La conversación con Esfuerzo Pyme y Publimetro fue en su puesto de la Feria de Emprendedores que se instaló en la Plaza Ñuñoa el fin de semana del 1 de mayo. “Gracias a este emprendimiento reviví”, agrega con la cara llena de orgullo y unos ojos que reflejan la fuerza que día a día le pone a @isabel_munequitas.
La nieta
Isabel confecciona ropa para muñecas. Tiene una amplia variedad de modelos y estilos. Vestidos de fiesta, de novia, faldas y pantalones de todos los tipos y conjuntos. “Todos diseñados y hechos por mí”, destaca mientras muestra orgullosa una muñequita luciendo un traje celeste.
Esta aventura de modista de juguetes y de emprendedora se inició gracias a su nieta Francisca. “Se le ocurrió que le hiciera un vestidito a su muñeca y le cocí uno rápido, y no le gustó. Y me lo dijo seria. Entonces, me di cuenta de que le había faltado al respeto como niño y que no se debe hacer. Y le confeccioné un lindo vestido de novia, y quedó fascinada”, recuerda Isabel.
Fue así como descubrió una faceta que asegura que no se conocía. Con ganas partió la Municipalidad de Ñuñoa y con unos modelos de vestidos preguntó cómo podía inscribirse en alguna feria o tener un puesto para vender.
“Me dijeron que posiblemente sí, pero dependía de la cantidad que pudiera producir. Esto es muy lento, porque hay que hacerlo con mucho amor. Es todo tan pequeñito, y les dije que todos los meses no podía. Entonces un señor de nombre Omar, que fue muy gentil, me escuchó y me mandó la agrupación Meñu, que ha sido maravillosa conmigo. Me acogieron y me apoyaron, y aquí estoy con mi emprendimiento”, comenta mientras ordena sus productos a la vez que una joven los observa feliz, como recordando sus tiempos de niña y tal vez cómo se hubieran visto en su muñeca.
Revivir
Los diseños son hechos con tela “mucha reciclada. La misma gente de Meñu me trae sus restos para que los ocupe”, cuenta esta emprendedora, diseñadora y chocha abuela, porque cada vez que puede nombra a su nieta Francisca, “porque gracias a ella estoy aquí”.
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- ¿Y qué se siente ser emprendedora?
- Muy halagada y reconfortada por la sonrisa de los niños cuando vienen aquí y ven la ropa. Y quedan felices al llevarse su traje o su muñequita vestida. También les regalo un dulce o un colgador. Ver cómo lo que yo hago los hace tan felices, me llena. Con este emprendimiento reviví y esto, aunque suene raro, también se debe a la pandemia, porque la producción partió todo con el tiempo que me quedaba en la casa cuando nos encerraron.
- Menciona con mucha fuerza el verbo “Revivir”, ¿por qué?
- Porque reviví. Soy jubilada, estaba ya en la casa. Hacía las cosas en la mañana, y listo. Y en la tarde, ¿qué hacía? No me iba a poner a ver teleseries, puros dramas, ¿para qué?, cuando podía ocupar mis manos en algo que fuera útil. Entonces empecé a pensar y a crear cosas que jamás me imaginé que era capaz de hacer, porque yo nunca había cosido, menos diseñado ropa.
- Todos dicen: Yo jamás hice esto, ¿de verdad nunca coció?
- De verdad. Antes había trabajado para Village como diseñadora gráfica. A eso me dediqué. Jubilé muy joven, porque mi esposo se enfermó. Entonces, había que cuidarlo a los 50 años y me quedaba tiempo de sobra en las tardes. Y ahí vino la iluminación de mi nieta Francisca y nació mi emprendimiento.
- Le pones harta pasión a tu voz con hablas de @isabel_munequitas
- Es que me siento viva, me siento más joven, no físicamente, pero del espíritu sí.
Apoyada
Isabel comenta que el vestido que más se pide es el de novia, pero no significa que sea el que más se lleve: “Los papás siempre buscan el más barato, que es normal, especialmente ante la situación que estamos viviendo y es lógico que hay que buscar lo más económico”.
- Ya tienes un buen número de trajes y vestidos, ¿cómo recuerdas los primeros momentos del inicio del emprendimiento?
- Francisca, mi nieta, es mi inspiración y mis hijos mis apoyos. Porque uno de ellos me hizo la tarima. Mi hija mayor me regaló con la que sigue la maquinita overlock, porque mis vestidos no llevan cierre, ni broches. Nada de esas cosas que les pueda dañar las manos los niños. Para mí la preocupación por lo que haces y para quien se lo haces es lo importante, porque, te repito, mi nieta me dijo no con palabras, pero sí me lo dio a entender al decirme que no le gustó el primer vestido: a los niños hay que respetarlos.
- Sobre mensajes, ¿qué le dices a las personas que desean emprender, pero que no se atreven, por ejemplo, por la edad?
- Que lo intenten. Se van a sentir muy, pero muy bien porque uno revive. Uno se da cuenta que es capaz de hacer muchas cosas. Yo te digo, nunca había cosido, no le copio nada a nadie. Yo tomo una tela, la miro y me nace una idea y cuando veo lo que hice y me encanta, pasa; y si no me gusta, lo deshago. Y si me quedó chueco, lo arreglo. O sea, tengo la preocupación de que quede bien y que el niño se sienta feliz. Hay que hacer las cosas con pasión, con amor, de lo contrario mejor no lo intenten.