Todos sabemos los alimentos y comportamientos que se necesitan para desarrollar obesidad. Sin embargo, al momento de identificar este padecimiento, es necesario considerar que pueden existir factores externos. En este sentido, al momento de comenzar a señalar estos aspectos probablemente te encuentres uno que quizás no conocías al intentar bajar de peso, y que no tiene que ver con lo hereditario o con otra afección relacionada al hipotiroidismo, por ejemplo. Se trata de sustancias químicas presentes en el ambiente y los utensilios que usamos a diario.
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Estos elementos químicos se llaman obesógenos. Por la deconstrucción de su palabra, tiene que ver con la obesidad. Y son elementos que generan algunos comportamientos en el sistema que impulsa el aumento de peso o, en casos inusuales, complica la recuperación de peso, cuando una persona lo ha perdido.
En palabras más concretas, los obesógenos tienen influencia sobre la alteración de las hormonas. Por lo tanto, esto repercute en el comportamiento del metabolismo.
Entonces, según lo reseña Slash Gear, un grupo de científicos ha solicitado formalmente a los gobiernos del mundo reducir la emisión de estos elementos químicos, para que la salud pueda librar una batalla pareja en contra de la obesidad.
Los expertos impulsores de este llamado, lo hicieron en la edición 59 de la Reunión Anual de la Sociedad Europea de Endocrinología Pediátrica.
Sustancias químicas comunes que impiden bajar de peso
El simple hecho de que hayan sustancias químicas que alteran el metabolismo, ya es una situación poco conocida. Pero lo más extraño es que están presentes en el movimiento cotidiano que cada persona vive en su rutina diaria.
Algunas de estas sustancias que señalaron los científicos son los ftalatos, bisfenoles y PFOS. Y el portal citado, basados en el articulo científico de los expertos, detallaron los objetos comunes donde se encuentran y la influencia que los mismos tienen sobre las hormonas del cuerpo.
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En primer lugar aparecen los PFOS, debido a que son un rival directo que las personas se encuentran en una dieta, por ejemplo. Esta sustancias están presentes comúnmente en utensilios de cocina antiadherentes. Además una investigación encontró que los PFOS programan al cuerpo para almacenar grasa, incluso si las condiciones están dadas para que el sistema queme calorías, como cuando hay frío, por ejemplo.
En segundo lugar están los bisfenoles. Esta sustancia es capaz de hacer crecer las células grasas, por lo que el cuerpo se hace más propenso a almacenarlas, cuando debería, en algunos casos, eliminarlas. Los bisfenoles están en plásticos y conservantes como las latas de atún o sardinas.
Y por último, aparecen los ftalatos, que también se usan en envases plásticos para alimentos, pero también están en productos para el cuidado personal. Estudios previos relacionan al elemento químico con la alteración del metabolismo de las proteínas. Esto también motiva el almacenamiento de grasas, incluso cuando el cuerpo está sometido a dietas y ejercicios.