El reinado de Juan Carlos I de España abarcó desde 1975 a 2014, pero su salida apurada del país en agosto del 2020 asombró a los observadores europeos y avergonzó a las demás monarquías, acabando con el escaso prestigio que sostenía su tambaleante corona.
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Cuestionado por una investigación judicial de Suiza y España sobre sus cuentas en el extranjero en un bullado caso de supuesto fraude fiscal y blanqueo de capitales, desde ese momento inició un exilio dorado en los Emiratos Árabes Unidos, donde hoy intenta reconstruir su imagen con una biografía que hace poco entregó sus primeros adelantos.
La prensa más antimonárquica lo tildó directamente de corrupto tras iniciarse la investigación por la construcción de un tren de alta velocidad que une Medina y La Meca y por lo cual la Justicia indaga una supuesta transferencia de US$100 millones del régimen saudita en las cuentas de Juan Carlos en 2008.
El rey eligió EAU para distanciarse del polvorín español y allí se dio tiempo, en los últimos meses, para desmenuzar su agitada vida a la biógrafa francesa Laurence Debray para el libro “Mon Roi déchu” (Mi rey caído o vencido), que sale al mercado en los próximos días y del que Paris Match entregó algunos adelantos.
Un rey caído y un padre repudiado
Por cierto, Debray no esconde su fascinación por el personaje y lo perfila casi como un abuelo retirado en su casa de campo. “Viste camiseta, jeans, zapatillas… Como un jubilado norteamericano. Un hombre que pasa el día leyendo los diarios españoles y hablando con sus abogados y con los pocos amigos que le quedan”, cuenta.
Cuatro guardaespaldas lo protegen y él asegura que sólo le bastaría “con coger un avión” para volver a España, aunque está consciente de que “aquí no molesto a la corona. Pude haber ido a Portugal, pero me aconsejaron que debía tomar mucha más distancia. Algunos están muy contentos de que me haya marchado”, revela.
A su mujer Sofía el exsoberano la califica de una “reina profesional” y se reserva otras cuitas familiares que le atormentan. La biógrafa sostiene que “Juan Carlos es un rey caído, pero sobre todo es un padre repudiado. Quizás su mayor fracaso esté ahí, en esta renegación”.
Lo visita a menudo su amigo presidente de Emiratos, el emir Khalifa ben Zayed Al-Nahyane, y otros familiares mientras espera, a los 83 años, ese juicio final que lo absuelva frente a aquellos mismos súbditos que antes lo reverenciaron...
