De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, 2,3 millones de mujeres fueron diagnosticadas con cáncer de mama en todo el mundo durante 2020. Pese a ser el tipo de cáncer más frecuente para ellas a nivel internacional, actualmente es una enfermedad “con gran connotación social, es temida y se suele asociar a dolor, sufrimiento y muerte”, según explica la psicóloga oncológica de Clínica Ciudad del Mar, María Paz Marín.
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Frente a ello, la psicóloga oncológica de Clínica Dávila, Lucy Poffald, afirma que “un mecanismo de apoyo significativo en todas las etapas de la enfermedad es contar con información clara y precisa sobre el cáncer de mama en todos sus detalles, información que debe tener rigor científico y que sea accesible a través de un lenguaje comprensible”.
Este aspecto, considera, “es clave en todos los contextos relacionales de las personas que tienen cáncer y sirve a las propias pacientes, a sus familias, colegas y amigos en todas las etapas de la enfermedad”.
En el mes de la sensibilización sobre el cáncer de mama, las especialistas de Clínica Dávila y Clínica Ciudad del Mar entregan los siguientes consejos para que familiares y amigos puedan apoyar de la mejor forma a una mujer que ha sido diagnosticada:
- Expresar interés: Es esperable sentir dificultades al momento de relacionarse con la mujer con cáncer, no sabiendo que decir o cómo ayudar. En este sentido, la recomendación es preguntar cómo ayudar y expresar interés, dejando que ella decida qué tipo de apoyo desea tener y cuando hablar. En la misma línea, es importante respetar las necesidades de hablar o mantener el silencio que cada mujer tenga respecto a su enfermedad. Mantener esta actitud es un signo de apoyo, a la vez que muestra respeto por el proceso de cada mujer y de su autonomía.
- No incomodar: Cuando algún ser querido pasa por una situación compleja, es normal sentirse obligado a ayudar o mostrar comprensión, sin embargo, hay que tener cuidado con no dar consejos o recomendaciones no solicitadas, que pueden provocar incomodidad e inseguridad a la mujer.
- Respetar su privacidad: Es importante respetar la privacidad de cada mujer, es decir, no comentar nada de lo que se haya confiado sin su permiso y aceptar que sea ella quien comunique de su estado a quien desee. Hay ocasiones en donde alguien puede preguntar por el estado de salud de alguien que nos es cercano, y en esos casos, lo recomendable es explicar que no somos nosotros quien debemos hablar del tema, pero que si puedes transmitir el interés.
- Incluirla en actividades sociales: Una de las dificultades a las que el entorno se suele enfrentar es a cómo seguir actuando con la persona diagnosticada de cáncer al momento de hacer planes o incluir en actividades sociales. En este punto la recomendación es incluir a la mujer en las planificaciones tal cual antes de la enfermedad, y así, nuevamente, se respeta su decisión de participar o no. De esta manera, se evita que la persona se sienta estigmatizada.
- Respetar sus roles: Hay que recordar que el cáncer de mama es sólo un área de la vida de la mujer, y que mientras se cursan tratamientos, se mantienen otros roles como mamá, pareja, trabajadora, etc. En este sentido, no es necesario hablar siempre y todo el tiempo del cáncer; las mujeres pueden seguir disfrutando de conversaciones tal cual antes de la enfermedad.
- Favorecer su expresión: Al cáncer le rondan varios mitos que se convierten en verdaderas exigencias para las mujeres, por ejemplo, que se debe mantener en todo momento una “actitud positiva”, no sentir rabia o tristeza, o no hablar de los miedos. Un diagnóstico de cáncer implica enfrentarse a muchos cambios, es normal y esperable que esto provoque reacciones emocionales y cognitivas necesarias y que favorecen la adaptación a la situación. Por lo tanto, es importante favorecer la expresión de las emociones, aunque nos resulten incómodas, en lugar de invalidarlas, cambiar de tema o transmitir el mensaje de que no se está actuando bien, lo que puede provocar en las mujeres sensación de juicio, incomprensión y soledad.
- Conversarlo en familia: Cuando una mujer es diagnosticada de cáncer, el impacto no es sólo físico, sino que trasciende a lo emocional, espiritual y al entorno. Es común que en los entornos familiares se intente no referirse al tema del cáncer, bajo la premisa de que hablar de la enfermedad puede hacer sentir peor a la mujer. Esto finalmente genera un ambiente de incomodidad, tensión y desconfianza. Es importante compartir los sentimientos que la situación provoca en los integrantes de la familia.
- Aceptar nuestras emociones: Las personas cercanas a la mujer con cáncer pueden sentir vergüenza o culpa por reaccionar con rabia, tristeza o miedo, incluso en la misma intensidad que ella. Es importante tener en cuenta que esto es normal, ya que el cáncer nos recuerda nuestra propia vulnerabilidad y mortalidad.