Cuando se menciona la palabra bótox, automáticamente la relacionamos con tratamientos de belleza que son muchas veces usados por artista para alisar la frente, los ojos y así poder dar una sensación visible de un rostro descansado y rejuvenecido.
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El bótox, también conocido científicamente como toxina botulínica, ha sido en los últimos años la mejor herramienta para tratamientos faciales sin tener que llegar a recurrir a una intervención quirúrgica. Sin embargo, gracias a recientes estudios se determinó que puede ser también un gran instrumento para combatir otros problemas más frecuentes en las personas.
La información que se presentará a continuación fue confirmada por parte de Nicolás Cotter (M.N. 125.933) cirujano plástico y Máster Inyector e Irene Bermejo (M.N. 60.438) dermatóloga experta en láser, ambos profesionales de la salud en Argentina.
Migrañas
Estos fuertes y para muchos frecuentes dolores pulsátil intenso de cabezas suelen estar acompañado de náuseas, vómitos y sensibilidad a la luz y al ruido. Nicolás Cotter comenta que para los casos de migrañas la dosis se aplica mediante pequeñas inyecciones en los músculos de zonas sensibles como son la frente, el cuello, el cuero cabelludo y los hombros.
Gracias a la aplicación se consigue relajar por completo los nervios y estímulos que afectan y bloquean al sistema nervioso central. Después del procedimiento los pacientes generalmente sienten alivio dentro de 1 o 2 semanas.
Cicatrices
“La cicatriz queloídea es una lesión con porte tumoral, de color rojo rosado o púrpura y a veces hiperpigmentada. Los contornos están bien demarcados, pero son irregulares, sobrepasando los márgenes iniciales de la herida”, detalló la dermatóloga Irene Bermejo.
El tratamiento con bótox para los casos de cicatrices depende mucho del tamaño, pero entre 2 y 3 sesiones es lo más habitual y no suele necesitarse mantenimiento.
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Acné
Bermejo indicó que hay nuevos estudios clínicos que indican los beneficios del bótox para enfrentar la problemática facial de afecciones cutáneas como lo es la rosácea. “El bótox, infiltrado de forma más diluida y con la técnica de mesoterapia por la zona afectada puede regular la secreción sebácea y mejorar el acné leve o moderado”.
La dermatóloga argentina explicó que la toxina actúa sobre unas células llamadas mastocitos, evitando que liberen los agentes proinflamatorios. “Se ven reducciones significativas en el edema, eritema, telangiectasia y enrojecimiento en la primera y segunda semana de tratamiento”.