Su vida intensa y agitada, casi siempre a contramano de la ley, le dio a Assunta Maresca la condición de un siniestro personaje de película. Y su muerte reciente, a los 86 años, tampoco le permitió encontrar aquella paz que ella despreció siempre para privilegiar sus propios códigos. “Pupetta” (marioneta) Maresca fue la reina de la Camorra italiana y una figura novelesca que se perfiló como protagonista central en la historia de la mafia en la década de 1980, además de un paso por el cine que completó aquella fama que se llevó a la tumba.
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De gran atractivo físico, ganó algunos concursos de belleza –llegó a ser Miss Rovigliano en 1953- y más tarde administró dos tiendas de ropa. Se le considera la primera mujer “capo” (jefe) de la mafia napolitana, donde construyó su cartel con acciones de muerte y violencia. Apodada “Lady Camorra”, a los 20 años (1955) Pupetta se casó con el líder Pasquale Simonetti, de quien enviudó unos meses más tarde producto de la guerra entre bandas. Sin embargo, no demoró mucho tiempo para vengar a balazos la muerte de su marido.
Por ello estuvo condenada a 13 años y cuatro meses de prisión y allí dio a luz a su hijo Pasquale. Ya libre de las rejas, se emparejó y tuvo otros dos hijos con Umberto Ammaturo, apodado “o Pazzo” (el loco), uno de los criminales más peligrosos de todos los tiempos, según enfatiza el diario “Corriere della Sera”.
Una estrella de la TV y la violencia
Más allá de su fortuna que le fue confiscada en los años ochenta, se dio un gusto: en 1967 debutó como actriz en la película “Delito en Posillipo”, inspirada en su propia su vida, y que dio pie a cintas como “El desafío” (1958), “El caso Pupetta Maresca” y finalmente “Pupetta, el coraje y la pasión”, (2013), una serie de cuatro episodios donde fue interpretada por la famosa actriz italiana Manuela Arcuri.
Sin embargo, el gran hito de Maresca fue desafiar el poder de Raffaele Cutolo, capo máximo napolitano y creador de la Nueva Camorra Organizada. En 1981, ella lideraba el clan de la Nueva Familia y por vendetta ordenó el crimen de Ciro Galli, asistente de Cutolo. Al fin, “Pupetta” murió en silencio, condenada a un adiós anónimo sin balas, homenajes ni champaña…