Cuando compramos una prenda de vestir no podemos esperar el momento de estrenarla y, generalmente, la usamos sin previamente haberla metido en la lavadora o lavado a mano… “¡Total! ¡Está nueva!”, nos decimos.
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Sin embargo, estamos cometiendo un grave error de higiene. Piensa por un momento por cuántas manos ha pasado esa blusa o ese pantalón, manos desconocidas de las que no puedes determinar si tienen bacterias o no.
Los estudios lo confirman
De hecho, la página Salud y Alimentación afirma que “varios estudios han demostrado que la ropa nueva puede ser mucho más sucia de lo que piensas”.
“Así que, por ejemplo, la ropa, incluso antes de ser usada, puede contener gérmenes de todo tipo. Lógicamente, todo dependerá de las condiciones en que se haya fabricado la prenda y se haya transportado al punto de venta, pero para asegurarse de que no existe ningún riesgo, es aconsejable limpiar la prenda a fondo antes de usarla por primera vez”.
“Por razones higiénicas, es importante lavar la ropa nueva antes de usarla. Es probable que cualquier prenda haya sido tocada o usada por otros (pero sólo por un momento en el vestuario), lo que expone la prenda a gérmenes de todo tipo, como los de las secreciones respiratorias (tos, estornudos) o las células de la piel. Pero eso no es todo. Según varios estudios, se pueden encontrar rastros de bacterias fecales, vaginales y levaduras en la ropa nueva.”, señalan en el citado portal.
Así, que la próxima vez que compres una prenda de vestir lávala antes de estrenarla, si es posible con agua caliente, claro está, siempre siguiendo las recomendaciones que te hemos ofrecido en artículos anteriores.