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Temporada de frío: Datos para que la calefacción no impacte el recibo de luz

Por lo normal cuando hay fuga de calor, se exige la calefacción y se consume mucha más energía

Para los que nos leen que se encuentran en el cono Sur no hay mucho que agregar, sin embargo para lo que no están en el sitio o no saben, les contamos que la presente temporada de otoño ha sido una de las más rudas en los últimos años, registrándose temperaturas anormales comúnmente vividas en pleno invierno.

La situación hizo que las personas se adelantaran para sacar toda la ropa destinada al combate del frío, pero también se adelantó algunas de las características normales en la época, como por ejemplo, el uso de la calefacción.

El calorcito hogareño es fundamental, lo que pasa es que su excesivo uso muchas veces altera significativamente la cifra a pagar mensual con las distintas empresas de luz. Por ello, resumimos un par de recomendaciones para que puedas afrontar la situación, mantenerte cálido y no sufrir tanto en tu presupuesto mensual de gastos por servicios.

Recomendaciones

Lo primordial es no sólo pensar en la calefacción, si no, mantener adecuado el sitio para evitar fugas que sobre exija al aparato que lo proporciona. Casi un 40 por ciento del calor se escapa por pequeñas rendijas en ventanas y en los cerramientos de las puertas.

Especialistas recomiendan que la temperatura ideal para calentar un hogar es entre 19º y 21ºC. Solo en esa brecha, se eleva un siete por ciento el gasto de energía. Por la noche, es suficiente mantenerlo en el rango de 15 a 17 grados centígrados.

Otro de los datos con suma importancia es chequear las medidas de seguridad para evitar intoxicaciones por monóxido de carbono, muchas veces responsable de tantos accidentes domésticos que pueden llegar, incluso a la muerte de sus habitantes. Para evitar un mal mayor, la recomendación es:

  • Controlar los artefactos con gasistas matriculados.
  • Revisar que la llama tenga un color azul uniforme.
  • Encender y apagar los braseros y estufas a leña fuera de la casa.
  • Apagar brasas y llamas antes de dormir.
  • Ventilar los ambientes diariamente.
  • Controlar que los respiradores no estén obstruidos.
  • No utilizar el horno o las hornallas de la cocina como calefacción.

“Si se aprovecha que no hay que desplazarse al trabajo y levantarse temprano, se puede configurar la calefacción para que se encienda más tarde en el mañana. Si es posible, instalar un medidor inteligente, que estima que se puede reducir el uso de un hogar en un 2,8 por ciento y el uso de gas en un dos por ciento”, recomienda Laura McGadie de una organización del Reino Unido con oficina en Belfast para el medio BBC.

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