Estilo de Vida

Narcisismo: una tendencia que se mantiene de moda

Hoy, en una sociedad obsesionada por el culto a la imagen, el ególatra empedernido vive a sus anchas.

Narcisismo patológico. Foto: bing.com/images.

El narcisista patológico es una persona que estima en exceso su valía personal y dirige sus afectos hacia sí mismo, más que hacia los demás.

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De acuerdo al contenido de la revista Muy Interesante, “fascinado por su propia imagen, este ególatra empedernido espera que los otros lo reconozcan como alguien especial, alguien encantador que ha triunfado, pero a quien, en definitiva, no le importan los problemas de quienes le rodean”.

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El hombre puede amar tanto su cuerpo que llegará a la vigorexia. Foto: bing.com/images.

“Esta confianza le abre las puertas al éxito en su carrera profesional o en sus relaciones sociales. Su propio egocentrismo actúa como un motor que, de la misma forma que un misil teledirigido, lo conduce hacia la meta que se ha impuesto. Sin embargo, el más mínimo tropiezo en su recorrido lo pueden abocar a un fracaso y una frustración difíciles de superar”, agregan en el citado medio.

Un sentido exagerado de la propia importancia

El narcisista no puede apartar sus ojos de sí mismo. Foto: bing.com/images.

Los narcisistas pueden resultar muy duros y seguros de sí mismos, pero su vulnerabilidad los hace sensibles al efecto que producen en los demás.

Por ejemplo “si su jefe no le sonríe cuando lo saluda, y eso le crea una ansiedad incontrolada, o si sus amigos no se ríen de sus chistes y piensan que lo desprecian, pueden empezar a preocuparse”, aseguró Paul Ornstein, quien fue un notorio psiquiatra.

Agregó el especialista que nuestra propia estima depende de lo bien desarrollada que tengamos la personalidad y precisamente es de este desarrollo personal de lo que ellos carecen.

La causa

Los especialistas afirman que el origen del problema es la misma sociedad, que estimula el culto al cuerpo y a la imagen. Pero la obsesión por el triunfo personal y la fascinación que ejercen el dinero y el poder también facilitan la aparición de narcisistas enfermizos, cuyos rasgos incluyen una necesidad insaciable de ser el centro de atención y una irrefrenable tendencia a asegurar su propia valía.

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