Muchos están regresando de sus merecidas vacaciones de invierno, donde se pudieron relajar y desconectar de la rutina. Si bien volver es un cambio que puede generar estrés, es posible sobrellevarlo con estos simples consejos que ayudan a mejorar la salud física y mental.
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Cabe señalar que el clima frío es una época que genera a muchas personas un cambio de hábitos y a veces, también de humor. Con días más cortos, puede resultar difícil escuchar la alarma y tener que recomenzar con el trabajo o el estudio.
¿Cómo volver a la rutina (en pleno invierno) sin sentir un golpe de estrés y una baja de ánimo?
A continuación cuatro profesionales de la salud entregan recomendaciones para quienes deben retomar sus horarios durante estos meses que quedan de frío:
¡Abrígate y busca el sol!
Tanto las bajas temperaturas como los días más cortos modifican nuestras rutinas, forma de vestir e incluso el ánimo. Durante julio, el día tiene una duración de aproximadamente 10 horas a diferencia del verano donde disfrutamos de 14 horas y 30 minutos de luz.
“Durante la temporada invernal, es importante buscar la luz solar porque es a través de la piel donde se sintetiza en su mayoría la vitamina D. Existen estudios que asocian los niveles bajos de vitamina D con síntomas de depresión o ansiedad”, explica Alexander Wenner, médico general en la región de Los Ríos.
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Se recomienda, entonces, salir a buscar el sol de forma diaria para obtener la cantidad de Vitamina D que el organismo necesita. “Estarás bien con unos 15 minutos. Debemos intentar que nos llegue a la cara y los antebrazos y aplicar bloqueador antes de la exposición”, agrega el médico. Integrar esto a nuestra rutina también implica un descanso en tus quehaceres, donde además puedes agregar ejercicios de respiración.
Pausas activas
“El sedentarismo es de nuestros peores enemigos”, enfatiza Camila Ramirez, emprendedora y CoFundadora del centro de kinesiología Kinechi, ubicado en Providencia, y explica que la actividad física ayuda a mejorar el sistema cardiovascular, genera nuevos estímulos en nuestro cuerpo y puede llegar a reducir las posibilidades de provocar enfermedades graves.
“Si trabajas en una oficina o sentado la mayor parte del tiempo, es fundamental moverse y para eso existen las pausas activas. Estas permiten un descanso y es importante que se hagan en espacios y tiempos determinados, a lo menos dos veces por la jornada con una duración de 15 minutos. El cambio de actividad puede ser caminar o realizar ejercicios suaves de pie con movimientos de caderas, elongación de isquiotibiales dejando caer todo tu peso hacia adelante, y así liberar la tensión durante 30 segundos, doblando levemente tus rodillas, relajando tus brazos y cabeza. Te puedes balancear de un lado a otro y finalmente subir lentamente”, ejemplifica la kinesióloga.
Asimismo, es fundamental tener un espacio cómodo con la silla adecuada y con los pies en el suelo, además de un escritorio donde apoyes los antebrazos y una ubicación del computador a la altura de la vista.
¡Desde la silla también!
Según un estudio publicado en la Revista Médica Clínica Las Condes (2021), el dolor crónico musculoesquelético es responsable de un 21% de la discapacidad en esta temática en Chile, donde un 44,6% de las personas asegura que su dolor dura más de un año.
Rodrigo Alarcón, también emprendedor y CoFundador de Kinechi, explica que el ser humano no está hecho para permanecer estático. Sin embargo, la cultura laboral deriva muchas veces en posturas rígidas. El especialista indica que un 53% de sus pacientes señala que el teletrabajo y la pandemia han sido causas de estrés, resintiendo zonas, como la lumbar y el cuello. Algo que se revierte con ejercicio físico o realizando algún deporte que se disfrute. De igual forma, ¡desde el puesto de trabajo también se pueden hacer movimientos!.
“Aunque te toque un trabajo donde estés sentado, siempre debes moverte. Pero si la carga laboral está muy demandante, cada una hora puedes activarte en tiempos breves desde tu puesto moviendo las extremidades superiores, colocar las manos en la nuca y deslizar el tronco hacia adelante y atrás, inclinándose a la derecha e izquierda. También puedes realizar movimientos circulares con las muñecas, el cuello y los hombros; e incluso descansar los ojos mirando hacia la ventana u otro objeto.
Apóyate en profesionales de la salud mental
Si bien podemos hacer mucho para sentirnos bien, a veces es necesario recurrir a profesionales para adquirir herramientas que nos permitan gestionar dolencias, emociones y/o estrés. La psicóloga Pamela Salvatierra, comenta que el estrés puede derivar en dolores musculares como en la zona lumbar, e incluso fatiga.
“Los síntomas de estrés pueden llegar a afectar tu cuerpo, tus pensamientos y sentimientos, incluso tu comportamiento. Según las investigaciones, y desde mi experiencia con pacientes, el estrés sí genera consecuencias sintomatológicas en el organismo, como tensión o dolor muscular”, explica la profesional recomendando la realización de respiración consciente, hacer listas de tareas y/o pendientes, y consultar un especialista en caso de ver la salud mental sobrepasada.