En Ucrania también hay historias oscuras, pero no solamente por la guerra, sino por viejas fallas del gobierno. Resulta que según registros oficiales, hay unos 100 mil niños y jóvenes que viven en orfanatos ucranianos. Lo peor es que muchos de los internos ni siquiera son huérfanos.
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Por razones culturales y económicas, muchas familias con hijos con discapacidad prefieren entregarlos a centros de cuidado que enfrentar los costos y las atenciones que ellos demandan. Sin embargo, el poco avance en materia de tratamientos para diversos tipos de discapacidad y la falta de recursos han ensanchado la brecha entre el país y otros.
Antes de la invasión rusa en febrero, en Ucrania se inscribía a unos 250 niños al día en una institución. “La red de casi 700 instalaciones recibe más de US$120 millones al año de parte del Estado, y emplea a 68.000 personas”, citó un informe de BBC.
“Aquí pueden beneficiarse”
El director de una de las instituciones de ese tipo, denominada Oleh, Mykola Sukholytkyi dijo que ante las precariedades de las familias es mejor que estén en el lugar. “En lugar de estar en familias disfuncionales donde pueden estar desatendidos, sin comida, aquí pueden beneficiarse de todo lo esencial”, opinó.
“Eric dice que los miles de millones de dólares de ayuda internacional que se inyectaron en Ucrania durante la guerra también deberían usarse para cerrar orfanatos, ayudar a las familias a cuidar a sus hijos y construir una comunidad que acepte la discapacidad”, citó el informe.
Los lugares pueden herir la sensibilidad de muchos, ya que los recluidos son niños, jóvenes y adultos que han podido pasar largo tiempo entre cuatro paredes. Incluso hay casos de pacientes que han pasado casi toda su vida en camas, amarrados y sin ninguna terapia que compense sus carencias.
“La vecina Rumania cerró muchos de sus orfanatos desde que se descubrió que los niños vivían en condiciones espantosas tras la revolución de 1989″, agregó BBC.
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No hay reformas
Aunque las ha ofrecido, el gobierno de Ucrania no ha hecho nada en cuanto a la atención de este tipo de pacientes. Se trata de un tema de derechos humanos y no se una “solución” a las necesidades de algunas familias.
Hay casos de jóvenes con niveles de agresividad que son depositados en cunas con barrotes sin importar la edad. Esto es para que no se escapen ni causen lesiones a otros. Pero la atención es pésima. Hay pacientes con parálisis cerebral, con epilepsia, pero los depositan como si se tratara de una misma condición.
Hay familias que los van a visitar, pero no forma parte de una buena práctica el hecho de llevárselos a la casa. El sistema los ha educado entendiendo si situación desde una perspectiva completamente dependiente del Estado, algo que ya debería cambiar.
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