El renacer del Venezia de Neruda

Pío Nono con Antonia López de Bello, pleno Barrio Bellavista. Esa era una de las esquinas predilectas del poeta Pablo Neruda cuando vivía en el sector. ¿La razón? Allí, entre 1953 y 1973, se sentó en innumerables ocasiones a degustar dos de sus platos favoritos: la cazuela y el caldillo de congrio, delicia a la que incluso le escribió una oda.

La “picada” del Premio Nobel de Literatura era el restaurante Venezia, que hasta octubre de 2020 deleitó a cientos de fieles comensales con tradicionales platos criollos, como la mechada con tallarines, el pernil con papas cocidas y el pescado frito con agregado, además de cócteles nacionales.

No obstante, sus antiguos dueños decidieron cerrar el bohemio local, lo que les partió el corazón a sus fieles parroquianos.

Pero duró poco la tristeza de los habituales clientes. El 6 de enero pasado les volvió el alma al cuerpo cuando vieron reabiertas las puertas del Venezia. El restaurante regresó con otra administración e infraestructura nueva, pero conservando toda la tradición de la cocina criolla.

“Los actuales dueños quisieron rescatar la esencia del restaurante antiguo, pero en un lugar mucho más moderno, cómodo y amplio”, cuenta Litvana Carrasco, administradora del local que cuenta con salón interior y dos terrazas para recibir a 240 personas.

Y para homenajear a Neruda refaccionaron y mantuvieron la mesa donde el escritor solía sentarse a comer sus platos favoritos. “La idea es que los clientes puedan sacarse una foto allí e irse con un lindo recuerdo… ¡No todos los días se come con Neruda!”, dice, entre risas, Litvana.

“Nos ha ido bastante bien. Muchos clientes antiguos han vuelto al restaurante y quedan asombrados cuando ven que estamos renovados, pero que mantenemos el sabor de antaño”, relata Litvana.

Añade que “también llegan muchos clientes que no conocían el lugar y se van muy contentos. A los extranjeros, además, les encanta el lugar y aprenden un montón de la gastronomía tradicional de nuestro país. Les llama mucho la atención, por ejemplo, que los recibamos con una pequeñas marraquetas, pebre y mayonesa casera, además de sopaipillas”.

Carta con sabor criollo

La carta del Venezia es contundente. Cuenta con 19 platos de fondo- con precios que fluctúan entre los $7.500 y $10.000-, siete postres y cuatro sándwiches, además de variadas entradas y chorrillanas tradicional y grande. Y, por supuesto, no falta el menú de niños para recibir a familias completas.

Aunque las estrellas del menú son el caldillo de congrio, el pastel de choclo y la cazuela, Litvana asegura que salen bastante el pernil con papas, el crudo y el costillar y lomo con agregado. “Los cortes de carne son generosos y sabrosos”, dice la administradora.

En cuanto a los cócteles criollos, el borgoña y el terremoto se roban la película. “Tanto chilenos como extranjeros quedan fascinados con estos tragos. Y también piden mucha cerveza y schops.  Nunca fallan”, asegura Litvana