La higiene personal comprende muchos factores y sin duda, el aseo de la ropa es uno muy primordial. En líneas generales, la vida consiste de estar en constante movimiento de un lado a otro y en esto, nuestra ropa siempre nos acompaña. Sin embargo, en ese ajetreo, muchas veces se hace difícil el proceso de lavar, que además requiere dedicación y tiempo.
PUBLICIDAD
Según cada cultura y sociedades, el lavado permite esperar más tiempo. Además que, desde el plano psicológico, utilizar una prenda durante varios días seguidos está relacionado con evitar la fatiga de tener que tomar decisión, por lo tanto, usar la misma ropa implica menos decisiones que tomar y menos estrés cada mañana; algo por lo que los uniformes son una práctica impulsada en muchas empresas.
Sin embargo, lavar la ropa siempre será importante, ya que dejar pasar el tiempo del aseo de las prendas podrá también tener consecuencias que afectarán a nuestra salud, más allá de la mala higiene. En pocas palabras: la ropa sucia podrá provocar problemas en la piel o infecciones, mientras que, por otro lado, lavarla con demasiada frecuencia podría dañar la ropa.
¿Qué prendas debo lavar con frecuencia?
Con esto en mente, los especialistas recomiendan que el lavado de prendas debe estar garantizado si o si en ropa interior, calcetines y ropa deportiva, independientemente del nivel de sudor que emanemos por día. Este tipo de ropa está en una parte de nuestro cuerpo que tiene muchas bacterias naturales que viven en nuestro cuerpo, como nuestro microbioma y bacterias. Luego, de las actividades del día a día, sudamos. Eso solo genera humedad y un ambiente donde las bacterias pueden crecer demasiado. En consecuencia, el crecimiento excesivo de bacterias puede provocar infecciones, hongos y otros problemas de la piel.
La ropa deportiva, también, deberá lavarse a diario o antes de cada uso para garantizar la higiene. Además de las bacterias del sudor, las prendas que se usan en gimnasios pueden entrar en contacto con bacterias como Staphylococcus aureus, lo que provoca infecciones comunes en entornos comunitarios y hospitalarios. Esas infecciones pueden volverse graves si ingresan a los tejidos internos o al torrente sanguíneo.
