Las problemáticas mentales siempre han estado a la luz pública de la medicina, pero en los últimos años los casos a nivel mundiales se han manifestado de manera acelerada, mucha responsabilidad por parte de la dura pandemia que se vive desde marzo del 2020 por el COVID-19.
PUBLICIDAD
Desde épocas del Coronavirus, el consumo de ansiolíticos y antidepresivos aumentó significativamente, sin embargo, resolver el malestar emocional con pastillas no es una buena idea a largo plazo porque puede generar dependencia y no soluciona el problema de fondo.
En la búsqueda para bajar las estadísticas y poder encontrar alternativas para controlar las distintas enfermedades mentales, una investigación por parte de investigadores del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano de Alemania y la Universitätsklinikum Hamburg-Eppendorf, reveló cómo el canto de las aves ayuda al estado de ánimo a combatir la paranoia y las funciones cognitivas por el ruido del tráfico.
Canto de pájaros
Los resultados de la investigación se publicaron en Scientific Reports y mostraron que la ansiedad y la paranoia disminuyeron en las personas sanas al escuchar el canto de los pájaros.
Emil Stobbe, del Grupo Lise Meitner de Neurociencia Ambiental en el Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano, explicó que “todo el mundo tiene ciertas disposiciones psicológicas. Las personas sanas también pueden experimentar pensamientos ansiosos o percepciones paranoicas temporales. Los cuestionarios nos permiten identificar las tendencias de las personas sin que tengan un diagnóstico de depresión, ansiedad y paranoia e investigar el efecto de los sonidos de pájaros o tráfico en estas tendencias”.
Stobbe, quien también es miembro del Grupo Lise Meitner de Neurociencia Ambiental del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano de Berlín que estudia los efectos del entorno físico en el individuo, el canto de los pájaros también podría aplicarse para prevenir los trastornos mentales, agregó que “escuchar un audio sería una intervención sencilla y de fácil acceso, pero si ya pudiéramos mostrar tales efectos en un experimento en línea realizado por los participantes en una computadora, podemos suponer que estos son aún más fuertes al aire libre en la naturaleza”.