El estrés se puede presentar en distintas versiones, pero sea cual sea, nunca es positivo para la salud humana. Por eso, es importantísimo saber como controlarla y por supuesto, disminuirla y en el mejor de los casos, evitarla a toda costa aunque parezca una tarea imposible.
Según la American Psychological Association (APA), el estrés es un trastorno muy común en la población que afecta la calidad de vida y se suele describir como una sensación de agobio, preocupación y agotamiento, que a menudo tiene repercusiones bioquímicas, fisiológicas y conductuales predecibles, mientras que puede afectar a personas de cualquier edad y género.
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5 ejercicios para disminuir el estrés
1. Relajar el cuello. Es una de las primeras partes del cuerpo donde se perciben las consecuencias físicas del estrés ya que se concentra una tensión muscular que puede causar dolor e incluso dificultades en su movimiento. Hay que inclinar la cabeza hacia adelante y atrás, hacia un hombro y al otro. Luego, hacer giros con la cabeza como si estuviéramos tratando de hacer círculos con la nariz.
2. Calmar la tensión en los hombros, ya que los hombros suelen tensionarse debido al constante estrés. En algunas ocasiones, llega a ser tan grave que se experimenta un fuerte dolor que solo se calma con analgésicos. Como ejercicio, se pueden subir y bajar los hombros con un movimiento suave, uno a la vez y de forma alterna.
3. Aliviar la espalda y los brazos. Se puede practicar el siguiente movimiento: extender los brazos hacia la parte frontal del cuerpo, entrelazar los dedos de las manos entre sí y girar las palmas hacia adelante. Realizar un breve estiramiento, relajarse y repetirlo varias veces de forma lenta y suave para evitar lesiones.
4. Relajar la columna. La tensión en la columna suele ser el resultado de permanecer mucho tiempo sentado o quieto en una misma postura. Como ejercicio, podemos sentarnos en una silla, relajar la columna hacia adelante y aflojar la cabeza entre las piernas, colgando los brazos. Subir y bajar despacio, poner las manos detrás del cuello y llevar los codos hacia abajo y el mentón hacia el pecho. Respirar durante unos segundos, tratando de relajarnos tanto como podamos y descansar. Manteniendo la posición sentados, podemos mover el tronco del cuerpo hacia un lado y hacia el otro, como si estuviésemos tratando de rotar todo el torso.
5. Parar las piernas. Ejercitarlas a diario no solo reduce este riesgo, sino que promueve la circulación para evitar otros trastornos como la inflamación y las varices. Podemos sentarnos delante del escritorio o mesa, empujarnos con las manos y estirar las piernas tanto como podamos. Estirar los pies varias veces y hacer movimientos giratorios con los tobillos. Luego, de pie, apoyarnos en una pared, adelantar un pie y, flexionando la rodilla, estirar la pierna de atrás por unos segundos.