Desde hace siglos, los hijos únicos han sido duramente juzgados en base a una serie de estereotipos injustos que los presentan como egoístas, celosos, malcriados y otras características negativas.
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No obstante, de acuerdo a varios estudios, ninguno de estos ni los demás rasgos desfavorables que les adjudican se limitan a ellos y, en muchos aspectos, no son distintos de los niños con hermanos.
Así lo explicó Alice Goisis, profesora asociada de Demografía del Centro de Estudios Longitudinales del University College de Londres, para un reportaje a BBC Mundo publicado el 29 de septiembre.
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“<b>La evidencia, en general, no apoya la idea de que los niños que crecen como hijos únicos tienen una especie de déficit en sus habilidades sociales, comparados con los niños que crecen con hermanos</b>”, apuntó.
Asimismo, señaló que los hijos únicos son “comparables en términos de personalidad, relación con sus padres, logros, motivaciones y adaptación personal con niños que tienen hermanos”.
Las revelaciones de la ciencia sobre los hijos únicos vs. los niños con hermanos
Goisis y sus colegas realizaron un estudio que arrojó una interesante conclusión: no es el tener o no hermanos lo que más interviene en el desarrollo de los menores, sino otros factores de mayor peso.
Tales como el estatus socieconómico o las herramientas emocionales de sus padres. Algunas indagaciones discrepan, pero la investigadora dice que obedecen al contexto y no al ser hijo único.
“Encontramos, por ejemplo, que en Reino Unido, donde un hijo único es un indicador de haber crecido en una familia relativamente aventajada, estos niños tenían más tarde en la vida una salud igual o mejor en comparación con niños que tenían hermanos”, apuntó.
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“Mientras que en Suecia, donde prevalece la norma de tener dos hijos y los hijos únicos tienden a provenir de familias en una peor situación económica, estos últimos tienen una peor salud más adelante en su vida”, añadió.
No obstante, aunque el impacto puede no ser relevante a nivel cognitivo y social y obedece principalmente al contexto, no quiere decir que no haya pros y contras de ser hijo único.
Linda Blair, una psicóloga clínica, dijo a BBC Mundo que una de las ventajas de los niños sin hermanos que ha encontrado durante sus más de cuatro décadas de carrera es su “excelencia lingüística”.
“Esto ocurre por el aporte lingüístico de los padres, que no se ve interrumpido por el de otros niños, que tampoco proviene de sus pares, y que es necesario para el desarrollo del cerebro en los primeros 24 o 36 meses de vida”, declaró.
Gracias a eso, los hijos únicos tienen gran delantera académica. Por otro lado, usualmente también son buenos organizadores, buenos inversores de tiempo y se relacionan más fácilmente con los mayores.
En cuanto a las desventajas, la psicóloga estadounidense Adriean Mancillas dijo al medio antes citado: “Hay investigaciones que muestran que los hermanos pueden tener un efecto protector cuando hay en el hogar una relación disfuncional de los padres, en cuyo caso esta situación tiende a diluir el impacto negativo de estos estresores”.
Por su parte, Blair apuntó que los hijos únicos suelen tener una falta de “inteligencia de calle”. Es decir, esa intuición “que te permite reconocer rápidamente qué es lo que alguien va a hacer y que realmente no puedes aprender sino convives con gente de una edad similar”.
Además, agregó que los niños sin hermanos aparte no se sienten tan confortables en medio de ambientes caóticos porque generalmente están solo o rodeados de adultos.
Empero, la experta enfatizó que se trata solo de particularidades generales pues, tal como se mencionó, no hay un conjunto de pautas para definir al hijo único.