La miopía es una de las enfermedades oculares más comunes que se presentan en cualquier tipo de personas, causando además de ardor en a vista, dificultad muchas veces serias para observar a mediana y larga distancia. Tanto niños como adolescentes y adultos pueden presentar sus síntomas, derivando en un obligatorio uso de anteojos especializados para controlar la situación.
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Como ésta y otras enfermedades, el mundo de la medicina sobresalta la gran importancia de poder detectar a tiempo sus primeras apariciones, ya que de ello depende notablemente que los resultados de sus tratamientos reflejen resultados positivos con respecto al control y lucha.
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También conocida como problema de visión corta, la miopía es un fallo de refracción que hace que los objetos lejanos se vean borrosos, mientras los cercanos se siguen visualizando correctamente. La córnea y el cristalino son partes del ojo que permiten enfocar, pero si su forma impide el enfoque correcto, se producen los errores de refracción.
El Instituto Nacional del Ojo de Estados Unidos (NEI) considera los lentes son la forma más sencilla y segura de corregir la miopía. Gracias a unos cristales cóncavos mejoran la vista al permitir que el ojo enfoque en el lugar correcto de la retina, generando una imagen más nítida.
Es la opción más cómoda puede ser los lentes de contactos, ya que no tienen que llevar nada que les moleste en la cara y tienen un campo visual mayor al no haber montura que lo limite. Sin embargo, otras no las toleran tan bien y sufren molestias o sequedad del ojo.
Otro método de prevención es la ortoqueratología, el cual permite corregir la miopía mientras se duerme, a través de unas lentes especiales que cambia la forma de la córnea, lo que permite la reducción temporal de la miopía.