Arreglarte las uñas podría ser tu nueva forma de cuidar tu salud mental, según expertos

Conoce cómo este ritual podría tener efectos positivos en tu salud mental.

Durante mucho tiempo, el cuidado de las uñas fue visto como un detalle puramente estético. Un barniz de color, una forma bien definida, un diseño llamativo.

Pero una nueva investigación publicada en Frontiers in Psychology sugiere que este gesto aparentemente superficial puede tener un impacto mucho más profundo: fomentar emociones positivas, reducir el estrés y mejorar el bienestar general de quienes lo hacen.

La motivación de los investigadores fue simple pero reveladora: aunque el maquillaje ha sido ampliamente estudiado por sus efectos en la percepción del atractivo y la autoestima, el cuidado de las uñas ha pasado desapercibido en el mundo académico.

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Y sin embargo, su popularidad ha crecido exponencialmente en los últimos años. ¿Qué nos lleva, entonces, a dedicar tiempo, atención y hasta conversaciones profundas mientras limamos, pulimos o decoramos nuestras uñas?

Para entender mejor este fenómeno, conversamos con Leslie Albornoz, psicóloga clínica, quien nos explicó que el cuidado de las uñas va más allá de lo visual.

“Es una actividad que muchas mujeres están integrando como estrategia de afrontamiento emocional”, nos dice. “Aunque no a todas les gusta esta rutina, para quienes sí la disfrutan, representa una forma concreta y práctica de trabajar en su gestión emocional”.

¿Y qué significa eso exactamente? Que actividades como pintarse las uñas pueden funcionar como válvulas de escape para el estrés, momentos de conexión con una misma o incluso espacios para socializar y compartir emociones en compañía.

“Si lo haces en un salón de belleza o junto a amigas, probablemente estarás en un entorno que te agrada, con conversaciones entretenidas. Todo eso contribuye a disminuir emociones desagradables y fortalecer tu bienestar emocional”, señala Leslie.

Pero el poder de este ritual no se limita al momento en el que te sientas frente a la manicurista o sacas tus esmaltes favoritos.

También tiene que ver con la intención con la que lo haces. “El autocuidado implica realizar acciones conscientes para mantener y mejorar el bienestar físico, emocional y mental. Si ‘arreglarme las uñas’ me trae calma, diversión o creatividad, entonces está cumpliendo ese objetivo. Pero si me genera más estrés que tranquilidad, tal vez esa rutina no es la adecuada para mí y necesito buscar otras estrategias”, aclara la especialista.

Y es que no todas las mujeres viven este proceso de la misma forma. Algunas prefieren la intimidad del hogar, ese “tiempo para mí” que les permite desconectarse del mundo y reconectar con ellas mismas.

Otras necesitan la energía del grupo, la charla con amigas o la risa compartida con la manicurista de confianza. En cualquiera de los casos, el beneficio radica en cómo cada persona se vincula emocionalmente con la experiencia.

“La diferencia emocional entre hacerlo sola o en compañía tiene mucho que ver con la personalidad de la persona, sus gustos y preferencias”, indica Leslie.

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“Hay mujeres más sociales que necesitan ese entorno para expresarse, conversar y hasta desahogarse. Para otras, el verdadero momento terapéutico está en la privacidad, en esa sensación de tener el control de su tiempo y espacio”, dijo nuestra invitada.

Leslie también nos recuerda que este tipo de rituales no reemplazan una terapia psicológica formal, pero sí pueden complementar procesos personales. “No lo llamaría una terapia en sí, pero sí una parte importante del autocuidado. Es una herramienta accesible, cotidiana y efectiva si se vive con intención”.

Así que la próxima vez que saques tu kit de esmaltes o pidas cita para hacerte las uñas, piénsalo dos veces: no solo estás eligiendo un color bonito, también estás regalándote un espacio para sentirte bien, expresarte y reconectar contigo misma.

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