La Asociación Pro Consumo Responsable de Bebidas Espirituosas (Aprocor) volvió a apostar por el formato que conquistó a la audiencia joven, y tras alcanzar el Top 5 nacional en Spotify con su primera entrega, hoy presenta la segunda temporada de “Historias que no son chiste”, un podcast pensado para quienes viven el “carrete” y las redes sociales a diario, pero buscan información fiable para tomar decisiones responsables.
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La nueva temporada incorpora a tres voces reconocidas de la comedia y el contenido digital. Catalina Jaque, con más de 22,6 mil seguidores, mezcla humor y reflexión social y aporta su mirada feminista a los mensajes de responsabilidad; María Fernando, humorista y guionista que llega a 344 mil personas con historias cotidianas y personales, evidencia los peligros de confiar en mitos sobre el alcohol; y Tomás Melivilú Díaz (@tomasmelivilu), conocido como “Biógrafo Humilde”, con 43,9 mil fans ha cautivado al público con sus relatos sobre temas sociales y culturales y en esta serie entrega lecciones para un consumo informado.
Cada episodio parte de una anécdota: ese panorama que prometía diversión, pero terminó mal por creer ideas equivocadas sobre el alcohol. Con tono cercano, los standuperos desarman los mitos más arraigados y subrayan por qué ni los menores ni quienes van al volante deberían beber.
Juan Pablo Solís de Ovando Lavín, presidente de Aprocor, subraya que “el éxito de la primera temporada demostró que el podcast es un aliado clave para llegar a los jóvenes en su propio idioma y fortalecer nuestras campañas #MenoresNiUnaGota y Derribando Mitos”.
“El humor siempre ha sido una herramienta”
Sobre esta nueva temporada, María Fernando señaló que “de alguna manera saca el tema de ese tono aleccionador y lo acerca a la gente. Es lo lindo que tienen las historias, que guardan metáforas de la vida y no tienen necesariamente el tono de un sermón. El humor desde siempre ha sido una herramienta para mostrar las costuras de las convenciones sociales, y en este tema en particular tenemos mucho naturalizado. Es interesante pararse a pensar en prácticas que nos parecen tan cotidianas y naturales, pero que no necesariamente lo son”.
Por su parte, Catalina Jaque añadió que la idea es acercar los temas con situaciones cotidianas, como “carretes adolescentes con copete escondido en la botella de bebida, el clásico “yo controlo” antes de caerse de hocico, y la tía diciendo “déjenlos, pa que aprendan” (...) Son historias reales y absurdas que todos conocemos, y que sirven para reírnos, pero también para cachar que no es tan chistoso si terminas en la posta o exponiéndote a cualquier peligro".
Finalmente, Tomás Melivilú apuntó que “creo que lo más bacán que tiene el humor, es que sirve para hablar de cualquier cosa porque tiene la capacidad de bajar las defensas del espectador. En cualquier contexto, la gente tiene la opción de dejar de estar un poco a la defensiva. Entonces, cuando se trata de abordar temas delicados, como tomar bebidas con alcohol y los problemas que pueden ocasionar, sirve mucho para entrar de una mejor forma y que no quede como que estás dando un sermón”.