Las cerezas son una forma sencilla y deliciosa de llevar tu nutrición diaria a otro nivel, de acuerdo con la nutrióloga Alejandra Toledo, especialista en salud digestiva.
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Y es que, agrega la experta, en cada bocado estás protegiendo tus células, mejorando tu digestión, estimulando la regeneración celular y llenando tu cuerpo de vida.
“Son un verdadero acto de autocuidado”, afirma Toledo.
Según la experta, uno de los principales enemigos del bienestar actual es la inflamación celular, una condición silenciosa relacionada con enfermedades comunes como la diabetes, la hipertensión, los desequilibrios hormonales y los trastornos digestivos.
“En ese sentido, una estrategia poderosa para combatir esa inflamación es incluir alimentos densamente nutritivos en la dieta diaria. Las cerezas son de mis favoritos no solo por su sabor, sino por la cantidad de nutrientes activos que contienen”, explica Toledo.

UN SUPERALIMENTO
Según la nutrióloga, las cerezas son consideradas un superalimento porque tienen bajo índice glucémico, por lo que son ideales para personas con diabetes o resistencia a la insulina.
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Además, son ricas en fibra, especialmente pectina: promueven la salud intestinal y nutren la microbiota. Pero hay más...
Las cerezas también contienen melatonina, hormona que promueve el descanso y la regeneración celular.
En cuanto a su poder antioxidante, esta fruta contiene antocianinas y quercetina, que podrían ayudar a nuestro cuerpo contra el estrés oxidativo.
“Las cerezas son una joya nutricional. Están llenas de vitamina C, ácido fólico, potasio, hierro y magnesio, nutrientes clave para fortalecer el sistema inmune y cuidar nuestros huesos. Además, con menos de 100 calorías por porción de 15 cerezas, se convierten en el snack perfecto para nutrirte sin culpas”, agrega la especialista en salud digestiva.
Por cierto, Conservar las cerezas por congelación, para disfrutar de las cerezas fuera de temporada durante todo el año, la congelación es una excelente opción.
Antes de congelarlas hay que asegurarse de lavarlas bien y deshuesarlas (los tallos deben conservarse). Después se extienden las cerezas en una bandeja y se colocan en el congelador. Una vez que se han congelado por completo se introducen en una bolsa de congelación o en un recipiente hermético y ya están listas para utilizar cuando sea necesario. Una vez congeladas pueden durar un año o incluso más.

RAZONES CLAVE
Para profundizar sobre las bondades de las cerezas, Alejandra Toledo, en colaboración con Cerezas del Noroeste (Northwest Cherries) resume cinco razones clave por las que debes consumirlas:
1. Poderosos antioxidantes: Las cerezas son ricas en antocianinas y quercetina, pigmentos naturales con una alta capacidad antioxidante que protegen al cuerpo contra los radicales libres, ayudando a prevenir el envejecimiento prematuro y enfermedades crónicas.
2. Tienen bajo índice glucémico: Gracias a esta propiedad, las cerezas no provocan picos de azúcar en sangre, lo cual las convierte en una opción ideal para personas con diabetes, resistencia a la insulina o quienes buscan mantener sus niveles de energía estables.
“En verdad son frutas que mantienen al cuerpo con una energía constante”, explica la especialista.
3. Mejoran la salud digestiva: Las cerezas son fuente de pectina, un tipo de fibra soluble que favorece el tránsito intestinal y alimenta a las bacterias benéficas del intestino.
“La fibra que nos aportan las cerezas va a tener un impacto positivo en nuestra salud en general. Son aliadas naturales para combatir problemas digestivos como la constipación”, destaca la nutrióloga.
4. Ayudan a dormir mejor: Sorprendentemente, las cerezas contienen melatonina, una hormona que regula el ciclo del sueño. Consumir cerezas puede favorecer un descanso más profundo y reparador, algo crucial para mantener el bienestar general.
“Hoy por hoy, con tanto estrés, la melatonina es indispensable para el descanso y la regeneración celular”, señala la experta.
5. Aportan vitaminas: Además de fibra y antioxidantes, las cerezas contienen vitamina C, vitamina A, potasio y fitonutrientes, compuestos que el cuerpo no puede producir por sí mismo y que son necesarios para el funcionamiento óptimo de sistemas como el inmunológico, digestivo y nervioso.