El último tramo del año ya comienza a sentirse. Septiembre trae consigo las Fiestas Patrias, un espacio de alegría, tradiciones y reencuentros familiares, pero también un punto de partida para un período marcado por el aumento de gastos. A las celebraciones del 18 pronto se suman las compras de Navidad, las fiestas de fin de año y las vacaciones, lo que convierte al cierre de 2025 en un verdadero desafío para la billetera.
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Aunque la primavera invita a celebrar, lo cierto es que cada mes que pasa va sumando compromisos financieros. Los hogares no solo deben organizar los gastos cotidianos, sino que también considerar compras de vestuario, alimentación, regalos y traslados. El entusiasmo propio de esta época suele traducirse en cuentas más abultadas.
Por lo mismo, la última parte del año exige especial planificación y el panorama económico entrega señales que invitan a la cautela. Según el Banco Central, el Imacec de julio creció apenas un 1,8% interanual, por debajo de lo esperado.
Dentro de este escenario, el comercio se consolida como uno de los motores de la actividad con un crecimiento de 6,6%, lo que refleja un consumo aún activo. Sin embargo, que las familias sigan comprando no significa que estén más holgadas, sino que muchas veces recurren a créditos o adelantos que luego presionan el presupuesto mensual.
Gastos de fin de año
Los gastos propios de fin de año se multiplican. A la tradición de los regalos de Navidad y las celebraciones de Año Nuevo, se suman matrimonios, graduaciones, fiestas de oficina y múltiples actividades sociales. La Cámara de Comercio de Santiago estima que diciembre es el mes de mayor consumo en Chile, lo que convierte este período en el más exigente para las finanzas familiares.
De hecho, en la Navidad pasada los hogares chilenos destinaron hasta un 92% más que un mes normal en vestuario, calzado y accesorios, mientras que el gasto en alimentos alcanzó $300.000 promedio, lo que representó un 58% más que lo habitual.
El incremento en vestuario se explica por la compra de ropa de fiesta para eventos sociales y celebraciones. Las tiendas reportaron un alza significativa en trajes, vestidos y accesorios, evidenciando cómo diciembre se convierte en un mes donde la apariencia cobra rol central.
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En alimentos, la presión fue igualmente notoria. Las cenas familiares, los almuerzos de empresa y las celebraciones en general elevaron la demanda de carnes, bebidas y preparaciones típicas, llevando a muchas familias a gastar muy por sobre lo planificado.
La advertencia es clara: sin planificación, los gastos de diciembre pueden duplicar o triplicar los de un mes normal, comprometiendo el presupuesto de enero y, en muchos casos, endeudando a las familias de cara a las vacaciones.
Cómo hacer rendir la billetera
Los mayores gastos se concentran en las fiestas de fin de año. Ya sea Navidad, Año Nuevo, o incluso celebraciones de oficina y graduaciones, el consumo crece en todas las direcciones: ropa, alimentación, transporte y regalos. Evitar endeudarse en cuotas largas es clave. Lo recomendable es que los gastos de diciembre se paguen antes de fin de mes, de modo que el nuevo año comience sin compromisos acumulados.
En el caso de las graduaciones, ceremonias escolares o fiestas, los gastos incluyen desde la compra de trajes o vestidos hasta la organización de cenas o salidas colectivas. En el ámbito laboral, las fiestas de fin de año organizadas por empresas suelen cubrir parte de los costos, pero siempre aparecen extras. Establecer un límite para estos gastos personales permite disfrutar sin sobrecargar el presupuesto mensual.
Cuando se trata de Navidad, las recomendaciones son múltiples. Una primera clave es cotizar con anticipación y no dejar las compras para diciembre, cuando los precios tienden a subir. Aprovechar instancias de descuentos online, como los eventos “Cyber”, permite adelantar regalos con precios más bajos y mayor disponibilidad. Comprar con meses de anticipación reduce el estrés y facilita repartir los gastos en distintos períodos.
En las cenas familiares, planificar el menú también ayuda. Elegir productos más económicos como pollo o ensaladas, en lugar de cortes caros de vacuno o cordero, puede generar un ahorro importante sin sacrificar calidad ni sabor.
En vestuario, por ejemplo, verse bien no tiene por qué significar exceso: las tiendas ofrecen una amplia variedad de vestidos de fiesta, la clave está en elegir diseños versátiles que puedan usarse en más de una ocasión, variando accesorios para lograr un look distinto cada vez. En este sentido, los enteritos de fiesta se han consolidado como una alternativa moderna y cómoda, al igual que otras opciones como las faldas midi o las blusas elegantes, que permiten multiplicar combinaciones sin perder sofisticación.
Cerrar el año con alegría no significa perder de vista las finanzas. La meta es iniciar 2026 sin deudas innecesarias, con responsabilidad económica. Además, tras diciembre llega el verano, y con él las vacaciones: planificar con anticipación y distribuir los recursos permitirá disfrutar tanto de las fiestas como del descanso sin comprometer el presupuesto familiar.