Estudio analiza impacto de educación cívica en estudiantes

A finales de los años 90’ se retiró del currículo escolar chileno la asignatura de Educación Cívica y hoy en día, las escuelas abordan el tema de manera transversal en diferentes asignaturas. En este contexto, un estudio reciente del Centro de Políticas Comparadas de Educación (CPCE) de la Universidad Diego Portales analiza el rol de las prácticas pedagógicas en el conocimiento cívico y participación política futura de estudiantes secundarios.

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La investigación señala que el nivel socioeconómico de los estudiantes y de las escuelas, junto con el rol de los profesores son los dos factores que más se utilizan para explicar las brechas de conocimiento relacionadas con el actuar democrático y la ciudadanía. En este último factor, la influencia de los profesores se refleja en el ámbito del conocimiento cívico de los estudiantes, y en menor medida, en su participación política futura y sus actitudes cívicas.

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Los mayores niveles de participación cívica de los profesores se asocian con mayores niveles de conocimientos en los estudiantes, mientras que su papel es bastante limitado en el caso de la participación futura de los jóvenes, no pudiendo sopesar el rol del capital cultural y de la composición socioeconómica de la escuela.

También se puede recalcar que un factor importante a considerar en el caso de Chile es que los niveles de segregación elevados del sistema pueden favorecer la relevancia de la variable socioeconómica en los resultados, lo cual disminuye el efecto de la escuela y sus procesos pedagógicos en la participación política futura y las actitudes cívicas de sus estudiantes.

Educación cívica en el currículo chileno

En relación al debate sobre si es necesario volver a implantar la educación cívica como un curso formal dentro del currículo escolar chileno, Consuelo Béjares, investigadora del proyecto, señala que “la evidencia que nosotros hemos visto sobre este punto no es concluyente, porque hay países que tienen buenos resultados en la prueba de educación cívica y no tienen un curso específico de la materia, sino que tienen un enfoque transversal. Por esto también hay que poner atención a otros aspectos como los contenidos del currículo y las estrategias pedagógicas, dado que en la formación de habilidades cívicas se necesitan estrategias que, por ejemplo, promuevan el debate y la tolerancia”.

La investigación se realizó en el marco del estudio internacional “La participación cívica de los estudiantes de secundaria en México, Chile y Colombia. Un análisis comparado”, proyecto financiado por Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) de México.

En Chile la educación cívica se aborda de manera transversal en el currículo, mientras que México sí tiene un curso establecido y en Colombia, si bien existe un curso, las escuelas pueden elegir si lo imparten o no. De estos tres países analizados, Chile es el que tiene mejor puntaje en el Estudio Internacional de Educación Cívica y Formación Ciudadana (ICCS 2009) y aunque son los resultados más altos en Latinoamérica, son más bajos que el promedio internacional.

“Eso nos dice que es necesario reforzar el currículo de educación cívica, reforzar las prácticas de los profesores y cómo se enseñan los contenidos de educación cívica y de ciudadanía. No solo porque es un conocimiento relevante para los estudiantes, sino que también porque puede influir en su participación futura como ciudadanos y en cómo valoran la democracia. Independiente de si hay un curso o no, lo que es importante es que esos contenidos sí se enseñen en las escuelas y se les dedique un tiempo exclusivo, ya sea como asignatura o programa”, concluye Béjares.

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