La mejor conductora de Transantiago quedó feliz con sus pasajes a Brasil

De 344 mujeres que manejan en el transporte público, Irene Pino logró imponerse como la mejor chofer de las cuatro empresas concesionadas que administran el Transantiago. Se va feliz con su "viejo" a disfrutar de unas merecidas vacaciones al país de la samba como premio.

La señora Irene Pino se sorprende al recibir nuestro llamado y se nota en su tono que está feliz y orgullosa con el reconocimiento. Y es que a sus 53 años esta mujer chilena lleva ya siete conduciendo un troncal para la empresa Express, tarea que no ha sido nada fácil y que no ha estado exenta de dificultades.

Sobre cómo llegó a manejar una de estas tremendas máquinas, en un puesto de trabajo eminentemente masculino y en una sociedad que aún es bastante machista, nos relata que trabajaba en colectivos y que “cuando llegó el Transantiago, hartos de mis compañeros se empezaron a cambiar. Yo les decía que que me daba pánico subirme a esos medios buses, que no me la iba a poder porque veía esos que son como acordeones”.

Sin embargo, un día se armó de valor y decidió postular: “llegué a mi casa y le dije a mi hijo que me hiciera un curriculum. El día lunes partí y me llamaron al tiro el miércoles para la entrevista sicológica. En la tarde me mandaron al tiro en un bus a la calle”, nos cuenta, con un tono risueño al recordar el episodio, y continúa señalando que el primer día “que me senté en el bus me transpiraban hasta las cejas, no le puedo decir otra cosa. En todo caso después de los nervios no me costó nada, empecé como jugando y hasta ahora aquí estoy, con premio más encima”.

Desde eso, ya han pasado siete años y hoy, Irene ha recibido un reconocimiento que ha otorgado la Dirección de Transporte Público Metropolitano, en conjunto con el Ministerio de Transportes y las empresas concesionarias.

En la oportunidad, el Ministro Andrés Gómez-Lobo destacó que “para nosotros es importante entregar este reconocimiento a los conductores y conductoras más destacados, porque aunque muchas veces pasan desapercibidos, ellas y ellos contribuyen de manera importante al adecuado funcionamiento del sistema. Nos interesa incentivarlos para que sigan haciendo un buen trabajo, con compromiso y dedicación”.
 
El criterio para seleccionar a los mejores conductores y conductoras se basó en una serie de atributos asociados con el Índice de Calidad de Atención, ICA, (abre y cierra las puertas; conduce sin frenazos ni movimientos bruscos; es amable y detiene el bus cuando y donde debe; entre otras) y con factores como inasistencias, accidentes, cartas de amonestación y reclamos registrados en los últimos 12 meses.

Para Irene, recibir este reconocimiento es alentador. “Imagínese que como mujer me reconozcan como la mejor me pone muy feliz. Este es mi trabajo y yo tengo que hacerlo, por algo me pagan por ello, pero que me lo reconozcan me hace sentir muy orgullosa”, señala.

En todo caso, en siete años tras un volante de Transantiago, no todo ha sido miel sobre hojuelas. Lo que más le cuesta enfrentar es al público que, por las condiciones del servicio, muchas veces no anda con el mejor de los ánimos. Irene comenta al respecto que “el público es relativo, dependiendo del recorrido que me toque y el horario. En la mañana toda la gente va preocupada de llegar rápido, en cambio en la tarde vienen más choreados y todo les molesta”. Pero para ella lo importante en este trabajo es la “paciencia y no alterarse, porque eso te pude hacer tener un tropiezo en el camino con otro vehículo y ha que tener  cuidado con los pasajeros para que no se vaya a caer alguien”.

Uno de los episodios que más recuerda es para un Súperclásico, donde barristas de Colo Colo abordaron su bus haciéndola pasar un buen susto. Irene rememora que ese día le tocó el recorrido 404 y que venía pendiente del paradero, “porque cuando uno ve a los barristas tiene que hacerles el quite. Llegando a Las Rejas le paré a la gente (de oriente a poniente por Alameda), cuando detrás de los kioscos sale una turba como de 50 barristas de Colo Colo. ‘Ah’, dije yo, ‘aquí me cociné, que sea lo que Dios quiera"”, comenta la señora Pino, ahora recordando el evento con cierta simpatía.

“Ellos se subieron golpeando todo, escupiendon y gritando, se comportaron muy violento. Esto fue después del partido, entonces ya venían todos acelerados y tomados. Yo no hallaba qué hacer, miraba para todos lados buscando una patrulla. En eso entré al corredor de pajaritos y vi una patrulla, me detuve al lado y ahí se empezaron a bajar, pero me tiraron  montones de piedras al bus”, concluye sobre el desagradable episodio.

Sin embargo, lejos de preocuparse o querer dejar el trabajo, esta mujer chilena nos cuenta que le “da miedo igual, pero no lo dejaría porque me gusta mi trabajo”.

Finalmente, respecto del reconocimiento señala que está feliz porque “cuando llegué acá al depósito todos me felicitaban y me decían que los llevara conmigo a Brasil y todos se peleaban el premio. Yo les dije que me iba con mi viejo”.

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