Aún impactados y tratando de procesar cómo fue que su hija de 10 años pasó de ser una menor completamente sana a en sólo cinco días convertirse en una de las millones de víctimas del covid-19, están los padres de Teresa, una pequeña norteamericana de Virginia, que se contagió el 22 de septiembre y falleció fulminantemente el lunes 27.
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Teresa estudiaba en la escuela primaria Hillpoint in Sulfok, donde existe un mandato del establecimiento educacional para el uso obligatorio de la mascarilla. Sus padres, Nicole y Jeff Sperry, así como sus dos hermanos mayores estaban vacunados, sin embargo la niña y su hermano menor, de 9 años, no lo estaban a la espera de ser elegibles para la inoculación.
En tal escenario es que, relataron sus padres a CNN en español, la menor comenzó a “tener un fuerte dolor de cabeza” el pasado 22 de spetiembre y “fiebre al día siguiente”.
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Con esos síntomas, Nicole y Jeff llevaron el viernes a la menor hasta el Children’s Hospital if The King’s Daughters, recinto donde le coordinaron una prueba de covid-19 para el lunes 27.
El fulminante desenlace
Sin embargo, su estado se agravó el domingo cuando de la fiebre y dolor de cabeza, pasó a presentar un cuadro de tos persistente, tan fuerte que incluso la llevó a vomitar, según cuenta Nicole, quien ese mismo día la llevó hasta una sala de urgencias, donde le realizaron un test de faringitis estreptocócica, que salió negativo, y otro de covid-19, que tenía sus resultados pendientes.
“Le hicieron una radiografía de tórax y, cuando volvieron, dijeron que no había signos de neumonía por covid-19, que sus pulmones estaban perfectos, preciosos. No parecían preocupados”, se lamentó la madre de la menor, a quien no le quedó más que devolverse a su casa para seguir con la cuarentena de su hija.
Sin embargo, al día siguiente el cuadro de Teresa empeoró al punto que la niña dejó de respirar, por lo que sus padres la llevaron de urgencia a un hospital local donde fue derivada al Children’s Hospital of The King’s Daughters de Norfolk, que finalmente certificó su fulminante muerte.
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Con el dolor de la pérdida, la madre de Teresa insistió en su llamado al uso de la mascarilla para prevenir casos como el de su hija, quien pasó de estar completamente sana a perder la vida por un contagio fulminante.
“Al mismo tiempo que estaba junto a la cama de mi hija, las Escuelas Públicas de Chesapeake mantenían una reunión del consejo escolar y tenía amigos que volvieron y me dijeron más tarde que mientras yo estaba sentada junto a mi hija, que ya no estaba con nosotros, había padres adultos allí diciendo básicamente que el covid-19 se ha acabado y que la gente sana no muere, especialmente los niños”, se quejó la mujer, quien aclaró que “nuestra hija estaba perfectamente sana”.
“Seguiría aquí si la gente hubiera dejado de enviar a sus hijos enfermos a la escuela”, finalizó.