El 29 de noviembre ya serán dos décadas desde la muerte de George Harrison, a causa de un cáncer de pulmón que apagó el genio musical del “Beatle silencioso”, como le apodaron los biografos de la eterna beatlemanía. En rigor, una fecha ideal para revisar la publicación en español de su autobiografía, homónina de uno de los temas más representativos del guitarrista, “I, Me, Mine”. Lo curioso es que el libro –ahora actualizado- con la mirada de George a la vida fulgurante del grupo vio la luz hace cuatro décadas en una edición limitada, escrito por Dereck Taylor tras un largo trabajo de convencimiento con el artista.
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En julio de 1977, “dos borrachos me arrinconaron en una habitación de hotel cerca del aeropuerto de Heathrow y me mostraron cómo, si yo lograba dar con las letras, ellos las podrían editar y convertir en un precioso volumen”, relató George sobre ese encuentro hace un tiempo.
En 2002, “I, Me, Mine” se reeditó con un prólogo de Olivia de Harrison, y en la actual edición publicada en español incluye una sesentena de letras de canciones escritas a mano y fotografías inéditas que no aparecen en la versión original.
La vida de los Fabulosos 4 de Liverpool respondió siempre a la visión dominante de sus principales líderes, John y Paul, pero George arremete aquí, de puño y letra, con un tono y enfoque diferentes.
Por ejemplo, relata su encuentro con Paul y otras etapas menos apacibles de la vida de Los Beatles: “En las tardes viajaba de 4 a 5 para llegar a mi casa, en las afueras de la urbanización de Speke, y en ese trayecto en bus conocí a McCartney, porque él asistía a la misma escuela, usaba el mismo uniforme y hacía el mismo trayecto que yo, así que empecé a pasar el tiempo con él”.

El derecho a la vida privada
George no reniega de la música pero se rebela frente a los efectos de la fama. “Tenía más cosas positivas que destructivas ser un Beatle, pero era horrible estar en primera plana de la vida de todo el mundo cada día. Qué intromisión en nuestras propias vidas», cuenta Y lo grafica: “Tú estás cuerdo en un sitio en el que todos los demás están chiflados: los policías, los enfermeros y el gobierno, todos” .
La genialidad de Harrison le permitió componer joyas musicales como Something o My sweet lord, entre tantas, aunque que se distanció de la banalidad del éxito e, incluso, el 68 buscó un baño de espiritualidad en la India. Por cierto, John y Paul nunca aplaudieron la biografía, e incluso Lennon se quejó de que “yo ni aparezco en el libro”. Harrison, al fin, deja en “I, Me, Mine” las letras más transparentes y sensatas de su memoria artística…