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Condenan a 20 años de presidio efectivo a un hombre que abusó y violó reiteradamente a cuatro niñas: una era su hija

Tribunal de Arica constató en el juicio los ultrajes cometidos por el sujeto por más de una década a su hija de 6 años y otras niñas de 11, 14 y 19 años.

Condena por abuso sexual

El Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Arica condenó a 20 años de presidio efectivo a un hombre acusado como autor consumado y reiterado de los delitos de abuso sexual de menor de 14 años y abuso sexual y violación de mayor de 14 años, delitos perpetrados en 2015 y 2019 en la quebrada de Acha y la localidad de Saxamar.

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Junto a este fallo condenatorio, el tribunal le impuso al acusado las accesorias legales de inhabilitación absoluta perpetua para derechos políticos y la inhabilitación absoluta para cargos y oficios públicos durante el tiempo de la condena; más el pago de las costas del juicio.

Asimismo, y considerando que una de sus víctimas, una niña de 6 años, es su hija, se le asignaron las penas especiales de interdicción del derecho de ejercer la guarda y de ser oído como pariente en los casos que la ley designa, la sujeción a la vigilancia de la autoridad durante los 10 años siguientes al cumplimiento de la pena principal y la inhabilitación absoluta temporal para cargos, empleos oficios o profesiones ejercidos en ámbitos educacionales o que involucren una relación directa y habitual con personas menores de edad, en cualquiera de sus grados, por el término de 10 años.

Según el relato de los hechos, en el tribunal se confirmó que “más allá de toda duda razonable”, el acusado concretó una serie de abusos de connotación sexual y violaciones en contra de cuatro niñas.

La primera, en 2015, con una menor de 14 años quien se encontraba de visita en una parcela de la Quebrada de Acha de Arica. A esta adolescente procedió a “atraerla hacia su cuerpo agarrándola de la cintura y a darle besos en su cuello, con actos de significación sexual y de relevancia, que causaron asco y rechazo de la ofendida”.

A la misma menor, y cuando tenía 15 años, la abusó en un domicilio ubicado en calle Néspolo de Arica, donde “accedió a la pieza en la que estaba acostada la niña, procediendo a subirse encima de ella, bajándole sus pantalones y calzones, y ante el rechazo de esta, le tiró fuertemente del pelo, actos de significación sexual y de relevancia, los que no pudo concretar dada la aparición de un familiar”.

Los abusos hacia esta joven prosiguieron cuando tenía 16 años, momento en que el acusado se aprovechó que la menor estaba durmiendo para “realizarle tocaciones de significación sexual”. Ya en 2018, el delito de connotación sexual pasó al de violación, luego de concretar bajo amenaza de muerte el ultraje a la misma joven.

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Ese mismo año, el imputado repitió la violación, esta vez en la localidad de Saxamar, Putre, donde nuevamente incurrió en amenazas de muerte -esta vez a la familia de la niña- si la menor difundía una supuesta grabación de los hechos.

Una segunda víctima también le fue acreditada al imputado, quien en 2016 y 2019 abusó de una menor de 11 años con tocaciones de “significación sexual y de relevancia”, actos que según relató el tribunal “se reiteraron en el tiempo, también en otro domicilio al cual se cambiaron”.

Del mismo modo se logró dar como concretado por parte del imputado una serie de abusos de connotación sexual en contra de una niña de 6 años, la hija del abusador, quien desde 2009 a 2012 fue obligada por su padre a ver películas pornográficas y a recibir “tocaciones de significación sexual y relevancia”.

La cuarta víctima del condenado fue una joven de 19 años, quien en julio de 2018 fue abusada por el hombre. En el relato del tribunal se consignó que, en esta caso, el sujeto “se le acercó con una cara extraña, preguntándole si ella le tenía miedo, y sin mediar aviso, la lanzó sobre la cama, procediendo a poner su cuerpo sobre el de la afectada, aplastándolo y dándole besos en su cuello y a tocarle sus senos con las manos, aprovechándose de la incapacidad de la misma para oponer resistencia y del miedo que este le infundía, lo cual fue aprovechado por el imputado para concretar sus actos de significación sexual y de relevancia en la persona de la ofendida”.

Esta joven sufrió un segundo ataque sexual de parte del agresor en septiembre de 2018, cuando el condenado se aprovechó que la adolescente estaba durmiendo para realizarle “tocamientos de significación sexual y de relevancia con su manos, por encima de su ropa, logrando que la afectada reaccionara, despertando y sorprendiendo al imputado, quien hizo como si no hubiera pasado nada”.

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