Impacto y tristeza está generando en Argentina la historia de Marcelino, un hombre no vidente que asegura tener 106 años y debe pedir limosna en las calles de la ciudad de Salta para sobrevivir. Pero no lo hace sólo por él, sino que también por su esposa, quien tiene una enfermedad terminal
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Su triste pasar se hizo conocido a través de un video que publicado en medios locales. Marcelino cuenta que trabajó de chofer durante 25 años, pero que un accidente lo dejó grave por unos tres años. Tras eso, fue jardinero. El problema es que le operaron las córneas y finalmente perdió la visión.
Eso sí, no baja los brazos. Y no lo hace por su mujer quien a los 89 años tiene problemas de movilidad y “una enfermedad que no tiene cura”.
Según cuenta en el video replicado por medios como Clarín, Marcelino simplemente asume su difícil situación. “Así me tocó la vida”, dice contando que el año pasado falleció el último de sus siete hermanos. Lamentablemente, su hijo tampoco puede ayudarlo: “Él tiene una hija que estudia y no le alcanza”, comentó, y agregó: “Y yo no puedo esperar”.
A pesar de las dificultades, asegura: “No nos vamos a morir de hambre”. Y luego recuerda las palabras que su padre antes de morir: “Lo último que se pierde es la fe”.