El dueño del restaurante chillanejo “Tanque Viejo”, Héctor Rabanal (29), asegura que se vio enfrentado a un gran dilema cuando pudo volver a hacer funcionar su local después de la cuarentenas: el traslado seguro y libre de contagio de sus 18 trabajadores -los que “en temporada alta suben a 35″, detalló-, y que se desplazan hasta 30 kilómetros para llegar a su puesto de trabajo.
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Según consignó a Las Últimas Noticias, si bien el empresario gastronómico ya contaba con un furgón de pasajeros Hyundai H-1, este se volvió insuficiente con su capacidad de máximo 10 personas con muy poco espacio entre sí. “No existía distancia social y eso aumentaba el riesgo de contagio”, relata. Además, esto lo llevó a tener que realizar dos viajes diarios para movilizar a todo su personal.
Poder aumentar capacidad y hacerlo de manera segura eran los dos objetivos que necesitaba cumplir. Y la respuesta la encontró en la capital: se enteró de que la empresa de transportes Express, quien presta servicios a Transantiago, subastaría 15 buses dados de baja.
Después de inspeccionar el lote junto a un mecánico asesor, Rabanal se hizo del bus en mejores condiciones: una máquina del 2005 que comenzó operaciones junto al servicio del Transantiago en la empresa Subus y luego fue comprado por Express. “Siempre realizó recorridos troncales y el último fue el 401 (que pasa por las comunas de Maipú y Las Condes”, detalla el empresario.
El costo de la máquina fue de $7,5 millones de pesos, “mucho más barato que si me hubiera comprado otra van, que cuestan $16.000.000 usadas”, saca cuentas Rabanal.
Ahorro que también se ve en las mantenciones: según el empresario, mientras la van requiere una cada 10.000 kilómetros (cinco al año), y con un costo de $350.000; el bus requiere una cada 20.000 kilómetros, con un costo de $250.000.
Eso sí, asegura que está gastando más en combustible, ya que el rendimiento de la van es de 12 km/lt y el del bus de tan solo 4 km/lt. Costo que se compensa un poco con menos viajes ante la mayor capacidad.