Estudio científico confirma que conservadores prefieren a los perros y progresistas a los gatos

Un estudio publicado en la Universidad de California por un equipo de psicólogos entregó reveladores datos respecto de cómo se relaciona la postura política de los candidatos y votantes al momento de elegir qué especie de mascota tener.

Chantelle Ivanski, Ronda F. Lo y Raymond A. Mar llevaron adelante una investigación que les permitió establecer que lo más probable sea que quienes tengan perros de mascotas sean personas con tendencias “conservadoras”, mientras quienes eligen a un gato como compañero de andanzas tengan posturas más “liberales” y “progresistas”.

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Si bien es cierto ya existen estudios en esta materia, los tres autores estadounidenses reconocieron que quisieron darle una metodología científica a su investigación, que les entregó hallazgos contundentes respecto al gusto por perros y gatos de parte de personas conservadoras y liberales.

Objetos de estudio en elecciones presidenciales de EE.UU.

Para ello se centraron en las elecciones presidenciales entre Donald Trump y Joe Biden, y que finalmente ganó el candidato demócrata.

“En 7 de los 10 estados en los que el expresidente Donald Trump tenía más apoyo también se encontraban entre los 10 con un mayor porcentaje de dueños de perros”, afirmaron los autores en el detalle del estudio publicado por la Universidad de California.

Del mismo modo, el estudio permitió establecer que “8 de los 10 estados con menos dueños de canes coincidieron con el menor apoyo a Trump”, mientras que otros hallazgos apuntaron a que aquellos “estados con menor densidad de población tendieron a votar a los candidatos conservadores y a la vez, tener a un perro como mínimo de mascota”.

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Otros alcances que se dieron a conocer en la investigación científica de Ivanski, Lo y Mar, fue la “Orientación al Dominio Social” (SDO). Que en palabras de los psicólogos se define como “la preferencia por la jerarquía y el dominio de superiores sobre los inferiores como un indicativo de la preferencia por los perros, porque estos animales son entrenables y sumisos”, y cuyo comportamiento está asociado al “autoritarismo de derecha”, que le da preponderancia a la “creencia en la autoridad y la necesidad de seguir el liderazgo”, dado que los perros “son vistos como más leales y obedientes que los gatos”.

Con todo, en las conclusiones finales del estudio se estableció que en todos los segmentos de edad, género, ingresos y orden étnico, la “preferencia por los perros es mayor en ambas tendencias”, aunque por otro lado “un mayor sentimiento conservador predisponía a una menor valoración de los gatos y viceversa para el caso de personas con un mayor sentimiento progresista”, que le daban un mayor valor a los felinos sobre los caninos.

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Pese a las diferencias ideológicas entre ambos extremos, el estudio también dio luces respecto de la importancia que tienen las mascotas, sean gatos o perros, al momento de unir a las personas de diferentes tendencias políticas, ya que el 64% de los encuestados aseguraron que para ellos sería “más probable que hablaran con una persona de un partido político diferente si su contraparte fuera dueña de una mascota”.