Maju es un princesa atípica que desde niña aprendió a luchar contra los prejuicios y se sintió tempranamente discriminada a causa del síndrome de Down que sufre y que -sin embargo-, no le impidió acuñar sueños que siempre parecieron imposibles. La lucha de su familia ha sido eterna y constante, pero a los 19 años María Julia de Araújo hoy se ve feliz cuando desfila por una pasarela y le muestra al mundo que ella puede eso y mucho más...
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Su madre Adriana revela que de pequeña le encantaba jugar a ser modelo, se colgaba servilletas en la cintura y gesticulaba para las cámaras de los fotógrafos imaginarios. Es la menor de tres hijas de una pareja brasileña conformada por una chef y un analista de sistemas que fijaron su centro en Río de Janeiro para permitir que Maju despliegue sus alas en el modelaje. La joven no tiene el cuerpo esbelto y delgado clásico de las top models de todo el mundo, pero su formidable esfuerzo en una academia culminó en 2019 cuando obtuvo su título para empezar a golpear puertas.
Sufrimiento y discriminación
“Me acostumbré a que la discriminaran desde el colegio”, cuenta Adriana y recuerda la situación que cambió su destino: Maju estuvo en coma a causa de una meningitis y cuando despertó le dijo que quería “ser una modelo famosa”. Y, con el tiempo, la familia logró derribar incontables barreras para lograr que Maju ya haya desfilado en la semana de la moda de Milán y hoy sea la nueva embajadora de la marca L’Oréal Paris. “El único dinero que teníamos eran 200 reales y decidimos invertirlos en su carrera, porque Maju se lo merecía”, confiesa.
Según el Instituto Brasileño de Estadísticas, el 24% de la población actual tiene al menos una discapacidad y hay 46 millones de brasileños que lo sufren. Pero Maju saltó la valla de la discriminación cotidiana y hoy mantiene a su familia con los ingresos de los desfiles. Su hermana Larissa y su madre gestionan sus contratos y manejan el Instagram con 387.000 seguidores. Gracias a su profesión, la modelo ha viajado a Italia, Portugal y Francia y revela con una sonrisa tierna que “lo que más me gustó fue París, porque es chic”.
Nada es fácil, sin embargo. Adriana se queja de que “las grandes agencias de modelos no la contratan porque no tiene el perfil de lo que buscan los clientes”. En rigor, ella y Maju lo saben desde siempre y ya se acostumbraron a luchar, aunque –desgraciadamente- todavía falta que el mundo se acostumbre a ella…
<b>“Me acostumbré a que la discriminaran desde el colegio: me decían que no había vacantes. Los niños con síndrome de Down viven aislados socialmente”. </b>
<b> </b><i>La madre de Maju.</i>
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