La aparición de la subvariante de ómicron, la BA.2, y su rápida propagación en Europa ya elevó el nivel de alerta al interior de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y pidió profundizar las investigaciones en la más reciente versión del virus SARS-CoV-2.
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Detectada en Suecia y responsable de una gran cantidad de infecciones en países como Dinamarca, el sublinaje de ómicron se caracteriza por su facilidad para evadir las pruebas de detección PCR, que son las más efectivas para analizar la presencia del virus en el cuerpo humano.
Así, hasta el momento, la agencia de salud tiene registro de que la BA.2 tienen presencia en 40 países del mundo, pero aún no se puede comprobar si representa mayor transmisibilidad o severidad, por lo cual faltan estudios acerca de su comportamiento.
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En este sentido, la OMS pidió a la comunidad científica internacional actuar para ampliar lo datos acerca de la subvariante de ómicron e indagar sobre cómo encara el sistema inmunológico del ser humano y el nivel de la carga viral en una determinada infección.
Hasta el momento, el linaje original de ómicron, el BA.1, es el responsable de la mayoría de los contagios a nivel mundial, que la coloca como la variante dominante del Covid-19 en el plano global; sin embargo, el avance de la BA.2 en India, Reino Unido y Dinamarca luce preocupante.
Por su capacidad pare evadir las pruebas de Covid-19, ha sido nombrada como la “variante furtiva” o “sigilosa”, de la que todavía falta mucha información por revelarse y que ya se encuentra en las prioridades de la comunidad médica y científica mundial.
El Laboratorio Científico de Upsala, en Suecia, que la habría detectado por primera vez, calificó el fenómeno del surgimiento de subvariantes como algo poco sorprendente, pues a mayor circulación de un virus, es más propicia la generación de diferentes versiones.
