Conmoción ha generado la muerte de una mujer de 32 años quien se realizó una cirugía estética en una clínica que funcionaba de manera ilegal en la comuna de Las Condes y que ya había sido clausurada en 2019.
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La víctima fatal, identificada como Leslie Vergara, se había realizado una segunda sesión tras inscribirse para un trasplante de glúteos, pero en medio del procedimiento se descompasó, por lo que las personas a cargo del lugar la tuvieron que llevar de urgencia a la clínica Cordillera, donde finalmente perdió la vida.
Tras el fatídico hecho Carabineros procedió a detener a cuatro personas que fueron llevados a una unidad policial, pero posteriormente se dejó en libertad al dueño de casa.
“El dueño de casa, por la información que tenemos hasta el momento, sería familiar de las personas que llevaban a cabo este tipo de operaciones, pero eso está siendo parte de la investigación”, señaló el capitán Francisco Ortega.
Clausurados en 2019 y otras denuncias en 2015 y 2017
Pero el caso ocurrido en la clínica clandestina ubicada en calle Padre Errázuriz no es nuevo. En julio de 2019 el mismo lugar había sido clausurado luego de la denuncia de varias mujeres quienes alertaron sobre una serie de negligencias.
En aquella oportunidad las denunciantes aseguraron haber quedado con graves secuelas en sus cuerpos luego de las intervenciones quirúrgicas. Incluso, una de las pacientes murió.
Producto de aquello, un grupo de personas se organizó por redes sociales, acudió hasta el lugar y lanzaron piedras a la casa.
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Al día siguiente, el entonces alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, junto a la seremi de Salud de la región Metropolitana, Rosa Oyarce, procedieron a clausurar el lugar que tenía patente de peluquería y salón de belleza.
“El lugar no tiene las condiciones para hacer ningún tipo de procedimiento. Están las condiciones de insalubridad y, además, las condiciones de los insumos están también bajo condiciones de insalubridad total. Esto no es un lugar que dé una explicación ni siquiera para el uso de un lugar que podríamos llamar peluquería”, señaló Oyarce aquella oportunidad.
“La verdad es que encontramos material abierto, algunas bolsas en uso, bolsas de suero, bisturí, batas, silicona industrial en gran cantidad”, agregó.
“De peluquería y salón de belleza esto no tiene nada. Aquí lo que procede no es solamente la prohibición de funcionamiento, sino que además la clausura, el término de la patente”, complementó Lavín.
Pero no había sido lo único. En 2015, la clínica clandestina había sido fiscalizado tras otra denuncia, mientras que en 2017 también fue denunciado, pero no se dictaminó ninguna medida porque la persona que acusó no siguió con el proceso.
