Con el estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania, en los medios de comunicación se han difundido no sólo las atrocidades de la violencia, sino también aspectos destacados de ambas naciones, como su cultura, religión, aspectos relevantes de su historia, entre otros; en esta ocasión te presentamos algunos elementos que aunque en su nombre se diga que son rusos, no lo son.
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Para quienes disfrutan de los parques de diversiones y juegos mecánicos, es común que el mayor atractivo se llame “montaña rusa”, aunque su nombre varía según la región del mundo en la que se esté, pues mientras en partes de América se denomine así, en Rusia se le llama “montaña americana”.
El origen del juego mecánico apareció en Estados Unidos a finales del siglo XIX, en la década de 1880 y se llamaba “ferrocarril inclinado”, pero en 1885 el inventor LaMarcus Adna Thompson lo patentó y construyó varias atracciones de ese tipo.
Para algunos países, este invento se atribuye a los rusos, pues esa atracción se desarrolló durante el gobierno de Catalina II “la Grande”, que fue emperatriz reinante por 34 años, desde 1772 hasta 1796.
En las mesas de las familias es común que los alimentos se acompañen con la “ensalada rusa”, típicamente se prepara con papas, zanahorias y chícharos cocidos, que se revuelven con crema o mayonesa, pero este alimento no fue inventado por ningún ruso.
En aquella nación la ensalada se llama “Olivier”, pues fue creada por el chef francés Lucien Olivier que en la década de 1860 fundó un restaurante en el centro de Moscú para ofrecer alimentos de su país natal.
Esta ensalada estaba preparada con ingredientes de lujo, por lo que solo las personas adineradas podían comerla, pese a eso el restaurante aún estuvo varios años, pero en el época de la Unión Soviética cerró sus puertas definitivamente y la ensalada se adaptó al gusto y presupuesto de cada familia, pero preservó su nombre.
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El escritor estadounidense de origen suizo, Georges Surdez, fue quien inventó y popularizó el juego de la “ruleta rusa”, esto a través del cuento “La ruleta rusa”, que se publicó en la revista Collier`s en 1937.
La historia es sobre un grupo de soldados de la Legión extranjera de Francia que están en África del Norte, entre ellos hay un ruso de nombre Burkovski, que una tarde les dice a sus amigos cómo jugar a la “ruleta rusa” y para ello pone el ejemplo de apuntarse a la cabeza con una pistola que tiene una sola bala y jalar del gatillo.
Más tarde el cuento fue publicado por la revista Fiction Parade & Golden Book Magazine y ocho meses después, en Estados Unidos apareció la primera víctima del peligroso juego: Thomas H. Markley de Texas se mató jugando a “la ruleta rusa” en su cumpleaños 21.