Aunque Luz Vidal no pertenece al mundo político tradicional, asegura que se ha sentido muy fortalecida trabajando con quienes conformarán su equipo en el Ministerio de la Mujer, y con quienes serán sus pares cuando asuma formalmente como subsecretaria del ramo este viernes.
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Desde esa primera línea, ya ha estado en varias actividades oficiales y este 8M será una de las protagonistas, pues la administración de Gabriel Boric tiene programado anuncios y actividades referentes al Día Internacional de la Mujer y al compromiso que han tomado con la equidad de género.
De hecho, no está descartado que ministras y subsecretarias se reúnan a marchar en conjunto durante la jornada.
Ante este 8M ¿Qué desafíos se imponen?
— Hay cuatro áreas que son prioritarias. Una es la reactivación de la fuerza laboral femenina con dignidad, no más trabajo precarizado. También una vida libre de violencia, la consagración de los derechos sexuales y reproductivos, y la ley antidiscriminación. Y además vamos a ir mirando el proceso constituyente.
¿Cómo fue su acercamiento con el presidente electo?
— Decidí participar en el proceso constituyente, insistiendo en que hay un sector de mujeres que no son visibilizadas: trabajadoras de casa particular, del retail, campesinas, pescadoras. Es por esas mujeres que uno tiene que atreverse a más. No fui electa, me retiré un poco y me llegó el llamado, de forma sorpresiva, del presidente electo.
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¿Y le dijo de inmediato que sí?
— Sí. Ante la invitación y el compromiso que uno ha ido adquiriendo, porque no fueron hechos aislados por los que uno se involucra, acepté. Obviamente le pregunté ‘Presidente ¿está seguro?’, y me dijo ‘sí’.
¿Cuál es el diagnóstico que ha podido hacer del Estado que reciben?
— Se ha estado trabajando, recibiendo el Ministerio. Hemos tenido reuniones en distintas áreas. Hay un trabajo que se ha hecho, pero también hay programas que fueron muy debilitados. Hay que ir a reforzar, hacer un trabajo con los funcionarios, porque quienes le dan vida al Ministerio son ellos.
¿Qué políticas cree que fueron las que más sufrieron en estos cuatro años?
— Son situaciones sobre la cuales la ciudadanía va a juzgar el día de mañana. No nos vamos a hacer cargo de lo que se hizo o no. No se viene aquí a implementar todo de cero. Hay un trabajo que se hizo, pero por lo que no se hizo serán otras personas las que tendrán que responder. A partir de lo que hay, vamos a seguir avanzando.
¿Cuál es ese desde?
— Hay que hacer un trabajo con cada uno de los ministerios, porque hay algunos que están bien avanzados y otros a los que les falta muchísimo. Haremos un trabajo uno a uno, con hincapié en que cuando los asuntos se toman con perspectiva de género, va en beneficio de toda la ciudadanía, no sólo de las mujeres. Estamos en el proceso de evaluación, pero hay una mirada crítica. Hay una discusión sobre la disminución de presupuestos, la precarización del trabajo de funcionarios y, en torno a cómo se abordó la violencia hacia las mujeres. Muchas veces sólo hubo campañas informativas, pero no respuestas institucionales.
¿Por qué cree que ha costado instalar lo de la perspectiva de género?
— Estos cambios muchas veces son culturales, no se hacen de la noche a la mañana. Tenemos una política bien tradicional, pero el presidente electo está invitando, principalmente a los hombres, a implementar esto. Porque no es algo que se le ocurrió a un par de mujeres, el mundo está girando hacia allá y la sociedad se tiene que ir moviendo también. Cuesta cambiar esa mirada un poco más patriarcal, pero menos mal las autoridades se están renovando.
¿Cómo pretenden avanzar en la erradicación de la violencia?
— Se está discutiendo la ley integral de violencia de género, hay otros marcos regulatorios que son de carácter internacional que Chile aún no trabaja completamente, y creo que son algunas de las medidas en que se puede ir avanzando.
¿Y en esta política nacional de cuidados?
— Las dueñas de casa y cuidadoras hacen el mismo trabajo, muchas veces, que trabajadoras de casa particular, pero no se les reconoce como trabajadoras, y esperamos que eso, en la práctica, sí se haga. Hay que analizar cómo se financia, pero hay que avanzar, quizás se pueda comenzar con algunos grupos, focalizados y quizás las cuidadoras de adultos mayores y enfermos puedan ser un punto de partida.
Los cambios que vienen
¿Está de acuerdo con cómo avanza en ese sentido la discusión en la Convención?
— He seguido bien de cerca el proceso y estoy plenamente de acuerdo con lo que se está plasmando. Esperemos que la ciudadanía también lo vaya evaluando bien. Están ahí las voces de los ciudadanos, no puede ser un acto más democrático que lo que se está ahí redactando. Está la diversidad del Chile real.
¿Qué definición ha tomado en torno a combatir la discriminación a las disidencias sexuales?
—Hay que ir entregando participación a esos grupos que no han sido considerados. Tienen que empezar a tomar más relevancia y como Subsecretaría vamos a ver cómo hacemos el encuadre para que esas opiniones y lo que se tenga que decir, sea desde sus voces.
¿Cómo van a trabajar los asesores ministeriales de género?
—Se va a hacer un trabajo conjunto interministerial y así lo ha planteado la ministra Antonia Orellana. Se va a ir determinando cómo se complementa un Ministerio con otro, porque no se puede seguir actuando con políticas públicas aisladas. Existe el Comité de Género Interministerial, pero no ha funcionado. Hemos pedido actas de esos encuentros, pero no han llegado.
¿Cree que no hubo interés?
—La forma de hacer la política chilena venía haciendo esto de que cada uno trabaja por su lado, pero hoy en día el llamado es que este tiene que ser un trabajo entre todos y tenemos que actuar como equipo. Los individualismos aquí no tienen cabida.
¿Hay alguna preparación especial que esté tomando?
— Obviamente uno se presenta con cierto tipo de herramientas que son la mirada social, el desarrollo que he tenido en el proceso sindical y en coorporativas. Pero hay que tomar herramientas para potenciar eso y estoy en ese proceso donde se hace formación, acompañamiento y hay equipos que me están respaldando. Este proceso es duro, sobretodo para las mujeres y muchas veces descarnado, pero hay un buen equipo que me apoya muchísimo.