El Papa Francisco se sometió el viernes a una revisión médica de su rodilla derecha, donde sufre una distensión de los ligamentos que hace que caminar, ponerse en pie y levantarse de su silla sea cada vez más difícil y doloroso.
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La movilidad del pontífice argentino se vio muy reducida últimamente, y su ya pronunciada cojera por la ciática parece haberse agravado. A sus 85 años, el fin de semana pasado renunció a celebrar la Vigilia Pascual y tuvo problemas durante la misa del Domingo de Resurrección. Además, suele caminar arrastrando los pies y con la ayuda de un asistente.
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Según el vocero del Vaticano, los controles médicos se realizaron en la ciudad-estado, no en un hospital externo. El Papa lleva tiempo sometiéndose de forma habitual a sesiones de fisioterapia.
Los problemas de rodilla le obligan a cancelar varios actos este año. Tras su reciente visita a Malta, donde pareció tener problemas para levantarse de su silla en varias ocasiones, Francisco dijo que pensaba que mejoraría.
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“Mi salud es un poco caprichosa”, dijo a reporteros el 3 de abril en el viaje de regreso desde la capital maltesa, La Valeta. “Tengo un problema de rodilla que me causa problemas de movilidad y para caminar. Es un poco doloroso. Pero está mejorando. Al menos puedo moverme”.
Reveló que unas semanas antes no podía caminar, una aparente referencia al reposo ordenado por sus médicos que le obligó a cancelar una visita a Florencia y su participación en la procesión del Miércoles de Ceniza.
“Veremos si vuelvo (a eso)”, agregó. “Hay ciertas dudas porque, a esta edad, no se sabe cómo va a terminar. Esperemos que salga bien”.
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El pasado mes de julio, Francisco pasó 10 días hospitalizado por la extracción de 33 centímetros (13 pulgadas) de su intestino grueso, algo que lo que dijo que ya se recuperó plenamente.
Por delante tienen meses de viajes ya programados que seguramente pondrán a prueba su salud, su movilidad y su resistencia: Líbano anunció su visita para mediados de junio; el Vaticano confirmó un viaje a Congo y Sudán del Sur del 2 al 7 de julio, y el propio Francisco dijo que espera visitar Canadá a finales de julio para pedir disculpas personalmente a los pueblos indígenas por el papel de la Iglesia católica en los abusos cometidos en internados.