Pablo Dufflocq, médico veterinario y candidato a Doctor en Ciencias Silvoagropecuarias y Veterinarias, en conjunto con la Dra. María Angélica Larraín, académica de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, y el Dr. Cristian Araneda, académico de la Facultad de Ciencias Agronómicas, ambos integrantes del Food Quality Research Center (FQRC) de la Universidad de Chile, publicaron en la revista científica “Food Control” un trabajo sobre el mercado del pez espada (Xiphias gladius), comúnmente llamado “Albacora” en la ciudad de Santiago.
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El objetivo del estudio era determinar la existencia de situaciones fraudulentas en este mercado. Para ello, se utilizó la técnica del código de barras de ADN (DNA Barcoding) para identificar las especies ofrecidas en el comercio bajo el nombre de albacora o albacorilla y determinar la autenticidad del producto o la existencia de fraude.
En el estudio, que incluyó 47 muestras tomadas desde pescaderías, ferias libres y supermercados, se detectaron dos tipos de fraude. Por una parte, está la sustitución de especies, que consiste en vender una especie diferente al pez espada, bajo este nombre; y por otra, el etiquetado incorrecto, que implica el uso de nombres no oficiales como es el caso de “Albacorilla”.
Los autores reportaron la presencia de dichos incidentes fraudulentos en pescaderías y ferias libres, pero no en supermercados. Se determinó que el precio de venta de la albacora está directamente relacionado con esta situación irregular; un valor por debajo de los $3.150 pesos el kilo fue asociado a un 50% de probabilidad de fraude.
“Si se quiere tener mayor certeza de comprar albacora y no tiburón, el precio por kilo debería ser superior a los $4.500 pesos”, sostuvo Dufflocq.
El análisis de ADN, además de albacora (Xiphias gladius), detectó dentro de las especies comercializadas bajo el nombre de albacora o albacorilla dos especies de tiburones que están amenazadas: el tiburón Mako o Marrajo (Isurus oxyrinchus) y el tiburón Marrajo Sardinero (Lamna nasus).
Finalmente, los autores destacan que es necesario fomentar la educación de los consumidores y mejorar la regulación del etiquetado de los productos del mar. Además, proponen la utilización de métodos moleculares para la fiscalización de la correcta identificación de las especies que son comercializadas.
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“De esta forma de desincentiva el fraude alimentario y la pesca y comercialización de especies con problemas de conservación”, indicó la profesora Larraín.
Por su parte, el profesor Araneda, académico del Departamento de Producción Animal, señaló que “desde el Food Quality Research Center estamos trabajando para tener más información y dar más transparencia al mercado de los tiburones en particular y de los condrictios en general”.