Que Chile es un país fumador, de eso no hay dudas. Pero al analizar las cifras que deja este mal hábito en la salud pública, la verdad es que la preocupación aumenta.
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Somos el país más fumador de América Latina, y la edad promedio de inicio de consumo es apenas de 13,9 años.
Se calcula que uno de cada tres chilenos mayores de quince años tiene este vicio, un enemigo silencioso que acá mata cada año a más gente que el coronavirus, dato no menor y que cobra importancia hoy, pues este 31 de mayo es el Día Mundial sin Tabaco.
“La prevención y la rehabilitación son claves para evitar las graves secuelas del tabaquismo, que está demostrado es el primer peldaño para el consumo de otras drogas y también de alcohol”, dijo la doctora Lidia Amarales, exsubsecretaria de Salud Pública y hoy directora del organismo Respira Libre.
“Se ha avanzado y hay una disminución del 29% en la prevalencia en nuestra población, pero la realidad nacional sigue siendo alarmante en la comparación con otros países”, añadió la también académica de la Universidad de Magallanes.
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Según datos oficiales recogidos por Respira Libre, el 16% de todas las muertes en Chile son atribuibles al tabaco por distintos tipos de cáncer (garganta, faringe y pulmonar), accidentes cerebro vasculares, hipertensión, enfermedades cardíacas y diabetes.
La profesional explicó que “en 2020, año de inicio de la pandemia, los muertos por causas asociadas al tabaquismo fueron 19.906, 54 por día. Para calibrar, hoy los fallecidos por covid-19 son menos en cada jornada en promedio en abril y mayo”.
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Y lo que se gasta en enfermedades relacionadas con el tabaco representa el 9,1% de todo el gasto en salud.
“Las medidas punitivas ya son insuficientes. Lo que se recauda por impuestos al tabaco apenas cubre el 30% de todo lo que el país pierde por el tabaquismo”, sentenció la la doctora Lidia Amarales.
LOS “FUMADORES PASIVOS” Y EL ENGAÑO DE LOS VAPEADORES
Además, no hay que olvidar a los “fumadores pasivos”, recordó el broncopulmonar Jorge Jorquera, de Clínica Las Condes.
“También se ve muy afectado el entorno del fumador. Esos “fumadores pasivos” nunca encendieron un cigarrillo, pero pueden terminar con daños en los pulmones, las coronarias y las arterias cerebrales.
Existe, además, la falsa creencia de que los conocidos vapeadores no producen daño, algo arraigado especialmente entre los jóvenes.
“La mayoría de estos aparatos también funciona con nicotina, por lo que a la larga también generan adicción, tal como lo hace un cigarrillo normal... Estos vapeadores, además, usan unas sustancias oleosas que al ser aspiradas se tornan viscosas y se adhieren a las vías respiratorias, por lo que pueden generar un daño pulmonar agudo”, precisó Jorge Jorquera.
“La estrategia de crear nuevos consumidores de nicotina a través de los cigarrillos electrónicos, que son igualmente dañinos para la salud humana y que han implementado con éxito las tabacaleras, requiere de una respuesta inmediata de las autoridades de salud”, agregó Lidia Amarales.
LAS LÍNEAS DE TRABAJO DEL MINSAL
El subsecretario de Salud Pública, Cristóbal Cuadrado, dijo a Publimetro que “la industria del tabaco es una las grandes responsables de miles de muertes durante casi un siglo, en el cual ha sido uno de los principales factores de riesgo para la población. Hoy, lamentablemente, sigue siéndolo. Y sabemos que este hábito se asocia a una gran cantidad de cánceres y a enfermedades cardiovasculares graves. Cada día fallecen en el país más de 50 personas a causa del tabaco”.
-¿Cómo es el panorama actual de este problema en el país?
-Debemos seguir haciendo un esfuerzo a largo plazo para continuar disminuyendo el consumo. Tenemos experiencias exitosas en los últimos años, como los entornos libres de humo y la última versión de la Encuesta Nacional de Salud del Minsal, que arrojó resultados positivos, mostrando una disminución en la prevalencia de consumo en la población de 15 a 65 años: pasamos de un 42.2% en 2003 a un 32,5% en 2017. Pero aún así tenemos muchos desafíos. Hoy en el Congreso hay una ley que avanza en la implementación de acuerdos internacionales en el Convenio Marco. Pero uno de nuestros grandes problemas es el consumo muy temprano, a los 13,9 años en promedio como inicio.
-¿Qué política tiene el actual Gobierno para abordar el problema?
-Estamos comprometidos con medidas como el empaquetado genérico y la prohibición del uso de aditivos y de saborizantes dentro de los productos del tabaco. Para eso es fundamental seguir implementando medidas de control de tabaco respaldadas con la mejor evidencia disponible, que se enmarquen en el Convenio Marco para el Control de Tabaco. Debemos continuar con la reducción de prevalencia de consumo, retrasar la edad de inicio al consumo de tabaco entre adolescentes, particularmente en grupos vulnerables, y reducir el impacto del consumo pasado. También hay otras líneas de desarrollo: impuestos saludables, cambiando la estructura impositiva del tabaco; empaquetado plano para los productos del tabaco; aplicar la perspectiva de género en las campañas de comunicación de riesgo; promover la cesación de consumo a través de un programa a nivel nacional, y la prevención secundaria del cáncer de pulmón, a través del pilotaje de screening para detección precoz.
-¿Cómo evalúa lo que se ha hecho hasta antes de que ustedes asumieran?
-Los procesos implementados en el país han estado en línea con las recomendaciones internacionales y las orientaciones del Convenio Marco para el Control de Tabaco. Son avances significativos, pero es necesario continuar profundizando las medidas de control para concretar el logro de tener generaciones libres del humo de tabaco.